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Expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
El tribunal está en receso durante julio, lo que dificultó una reacción formal; es importante recordar que Trump impuso aranceles de 50% a Brasil
La amenaza arancelaria de Donald Trump contra Brasil por la investigación judicial sobre su aliado Jair Bolsonaro tomó por sorpresa al Supremo Tribunal Federal en Brasilia.
El tribunal está en receso durante julio —ni siquiera todos los magistrados se encontraban en el país—, lo que dificultó una reacción formal. Pero en cuanto Trump amenazó con imponer aranceles de 50% el 9 de julio, un grupo de jueces comenzó a debatir una respuesta centrada en afirmar la soberanía nacional.
Entre ellos estaba Alexandre de Moraes, quien supervisa el caso Bolsonaro y propuso rechazar públicamente la idea de una “caza de brujas”, según dos personas con conocimiento directo. El presidente del Tribunal Supremo, Luis Roberto Barroso, acordó con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva que la primera respuesta debía ser política, según otra fuente al tanto de las conversaciones.
Esa misma noche, Lula declaró que Brasil es “un país soberano con instituciones independientes”, en un mensaje calibrado para destacar la separación de poderes y rechazar la presión de EE.UU. para archivar el caso.
“Si había alguna expectativa de que las amenazas generaran cierto temor en el Supremo Tribunal brasileño, el efecto es el contrario”, dijo Thiago de Aragão, director de Arko International, consultora en Washington. “Su voluntad de llegar hasta el final es mucho mayor, sobre todo porque quieren demostrar su soberanía e independencia”.
El enfrentamiento marca un nuevo pico de tensión entre la mayor economía de América Latina y un EE.UU. abiertamente mercantilista, liderado por un presidente sin restricciones legales. Desde entonces, Trump reiteró su amenaza arancelaria en una carta abierta, el tribunal ordenó a Bolsonaro usar un monitor electrónico y el Departamento de Estado revocó los visados de Moraes y otros jueces.
Desde principios de año, funcionarios de la embajada estadounidense en Brasilia advirtieron al tribunal que la investigación sobre Bolsonaro podría afectar las relaciones comerciales, según una fuente. La embajada confirmó el 18 de julio su “preocupación por la politización de las investigaciones”.
Al principio, los jueces brasileños calificaron de absurdas las advertencias, creyendo que EE.UU. no intervendría en un asunto judicial interno. Pero al parecer Trump también calculó mal.
Para el tribunal, el caso Bolsonaro forma parte de una batalla más amplia para salvaguardar la democracia, una postura opuesta a la que adoptó la Corte Suprema de EE.UU. al facilitar el regreso de Trump al poder, pese a las acusaciones en su contra.
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