Brasil tendría que aumentar el gasto público en 2023, según asesor de Lula da Silva

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El próximo presidente de Brasil tendrá que aumentar temporalmente el gasto público para combatir la pobreza y el desempleo, según un asesor económico cercano a Luiz Inácio Lula da Silva, que lidera las encuestas de opinión de cara a las elecciones de octubre.

Nelson Barbosa, exministro de Hacienda durante el Gobierno de Dilma Rousseff, aliada de Lula, dijo que los mercados financieros ya se dieron cuenta de que la regla actual que limita el crecimiento del gasto público a la tasa de inflación “es inviable”. El llamado techo de gasto se creó sin mecanismos efectivos que permitieran al Gobierno cumplirla, y debe ser reemplazada como parte de una revisión más amplia de las leyes presupuestarias de Brasil, puntualizó.

“La pobreza ha aumentado, por lo que probablemente será necesario en el corto plazo aumentar las transferencias de dinero” a los pobres, dijo en una entrevista por vídeo desde su casa, donde se recupera de covid-19. “Para que esta expansión fiscal sea compatible con la estabilidad de la economía, tiene que entrar en un marco fiscal más amplio y como parte de una estrategia que pueda aumentar la deuda pública en el corto plazo, pero estabilizarla más adelante”.

No dijo cuánto tiempo tardarán los ratios de deuda de Brasil en estabilizarse.

Las preocupaciones sobre las perspectivas fiscales del país han estado pesando más en los mercados financieros desde que el presidente Jair Bolsonaro obtuvo la aprobación del Congreso para cambiar el cálculo del límite de gastos, dejando espacio para gastos adicionales este año, mientras lucha contra la propagación de una nueva variante de covid-19 durante la campaña de reelección. A los inversionistas les preocupa que se hagan más concesiones mientras los servidores públicos amenazan con una huelga para presionar por aumentos salariales.

Ancla fiscal

Barbosa es parte de un grupo de economistas de izquierda que han asesorado a Lula desde que Rousseff, su sucesora, fue destituida en 2016. Comenzaron a reunirse con más frecuencia mientras el expresidente se prepara para presentarse a las elecciones de este año, pero las discusiones siguen siendo incipientes y no hay consenso en todos los temas. “Cuando llegue el momento, los políticos tomarán una decisión” sobre temas de disidencia, dijo.

Uno de los temas no consensuados es qué podría reemplazar el actual límite de gasto. Revocar simplemente la regla, como sugirieron algunos de los asesores de Lula, sería un error, dijo Barbosa. En su lugar, aboga por un tope diferente vinculado al crecimiento del producto interno bruto en lugar de la inflación, y con límites separados para los salarios de los funcionarios públicos y la inversión del Gobierno. Este límite se anunciaría al comienzo de cada período presidencial.

“La regla debe tener un límite claro para la nómina”, dijo Barbosa, y agregó que puede permitir cierto crecimiento de ese gasto, pero no uno explosivo.

Actualmente, cualquier aumento en los salarios de los funcionarios públicos ejercería una presión adicional sobre todo el presupuesto, lo que prácticamente no dejaría espacio para la inversión del Gobierno.

Impuestos, precios de los combustibles

Otro tema sin un amplio consenso entre el equipo de economistas de Lula es cómo debería ser la tan demorada reforma del sistema tributario de Brasil. Barbosa dijo que el país probablemente tendrá que alinearse con el resto del mundo e implementar un sistema más progresivo que imponga mayores impuestos a quienes tienen mayor capacidad de pago.

“Brasil puede terminar siendo empujado a hacer esta reforma porque es un movimiento mundial”, dijo. “La mayoría de los países han reducido la tributación de las utilidades retenidas y la compensan gravando las utilidades distribuidas; Brasil ya firmó un acuerdo internacional que va en esa dirección”.

El aumento de los precios de los combustibles es otro tema de debate. En lugar de intervenir en la política de precios de la estatal Petróleo Brasileiro SA, Barbosa estaría a favor de un mecanismo para suavizar las oscilaciones de precios.

“Como economista, creo que todos los controles de precios terminan saliendo mal. Se necesitan mecanismos de suavización”, dijo.