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Dina Boluarte, presidenta de Perú
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La investigación a Boluarte por enriquecimiento ilícito comenzó luego que un periódico local cuestionara cómo había pagado al menos 14 relojes de lujo
A pesar de crecientes presiones para que renuncie a su cargo, Dina Boluarte, la impopular presidenta de Perú, recibiría una mano nada menos que del vilipendiado Congreso peruano. Legisladores seguramente aprobarán el miércoles el nuevo gabinete de Boluarte, en momentos que busca dejar atrás el llamado escándalo Rolex que ha sacudido a su Gobierno en las últimas semanas.
Ese apoyo debería consolidar una alianza que les ha permitido mantenerse en el cargo a pesar de tener los índices de aprobación más bajos de cualquier clase política en el mundo. Según una encuesta reciente, tanto la presidenta como el poder legislativo tienen un índice de aprobación de 9%, y la mayoría de los peruanos quieren que dimitan y se convoquen nuevas elecciones.
La investigación a Boluarte por enriquecimiento ilícito comenzó luego que un periódico local cuestionara cómo había pagado al menos 14 relojes de lujo con los que ha sido vista en eventos públicos. No es fácil liderar en Perú: el país ha tenido seis presidentes desde 2016. Sin embargo, el poder de permanencia de Boluarte ha tomado a muchos por sorpresa.
“En lo inmediato, los partidos de derecha en el Congreso querrán bloquear cualquier reactivación de la presión pública para adelantar las elecciones, incluso si eso significa seguir apoyando a la desventurada Boluarte”, escribió la consultora política Teneo en una nota. “Por lo tanto, el Congreso debería aprobar al nuevo gabinete”.
Un voto por el “no” obligaría a Boluarte a presentar otro gabinete y, si éste también fuera rechazado, podría cerrar el Congreso y convocar nuevas elecciones legislativas.
Boluarte ha negado cualquier irregularidad, pero tampoco ha explicado cómo pudo comprar joyas como un Rolex de US$15.000 y una pulsera Cartier de US$50.000 con su salario mensual de unos US$4.300. La semana pasada, la policía allanó su residencia privada y también registró el palacio presidencial en busca de artículos de lujo y pruebas de cómo llegó a adquirirlos.
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