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Aunque Mi Casa Ya sigue frenado, existen alternativas como las cooperativas, los fondos de empleados y los programas regionales con préstamos hipotecarios
Comprar vivienda propia sigue siendo uno de los mayores retos para los colombianos, sobre todo cuando los precios suben y el acceso al crédito es negado o se complica. Y es que desde el freno al programa de Mi Casa Ya en diciembre del año pasado, muchas personas han desistido de la compra de una casa o un apartamento.
De igual manera, el freno a este programa no quiere decir que no haya más opciones. Tanto el mercado, como el mismo Gobierno, ofrecen mecanismos que permiten que las personas puedan tener las llaves de su propio hogar.

Uno de las opciones son las cooperativas y los fondos de empleados, los cuales ofrecen créditos hipotecarios o de vivienda con tasas más flexibles que las de la banca tradicional. Incluso, para muchos trabajadores estos mecanismos se convierten en una alternativa viable cuando los mismos bancos son lo que rechazan la solicitud o solicitan unos ingresos más altos. La ventaja de estos programas es que conocen cuál es la capacidad real de pago que tiene el afiliado y de esa manera pueden ajustar las cuotas de acuerdo a la estabilidad laboral con la que cuenta.
Asimismo, los fondos de cesantías, los subsidios familiares y las líneas de crédito del Fondo Nacional del Ahorro, continúan siendo pilares para quienes buscan construir o comprar vivienda.
Otra de las opciones que las personas tienen es aplicar a viviendas que son financiadas por programas regionales o municipales que de cierta manera son similares a Mi Casa Ya pero que son financiados pos alcaldías o gobernaciones. En el caso de estas iniciativas, priorizan a familias que son de bajos ingresos, con madres cabeza de hogar o jóvenes que buscan independizarse.
Las opciones continúan con programas denominados de autoconstrucción o vivienda progresiva que son modelos en los que el Estado o algunas fundaciones aportan materiales, asistencia técnica y parte del costo, mientras que el beneficiario pone la mano de obra y el lote.
También se encuentras opciones de alianzas público-privadas y de fondos sociales en las cuales las empresas, fundaciones o gobiernos locales apoyan la vivienda de empleados o comunidades vulnerables.
De igual manera, hay entidades que ofrecen una alternativa al crédito hipotecario tradicional, donde la entidad son quienes compran la vivienda y el usuario paga un canon mensual, y cuenta también con la opción de poder adquirirla al final.
Recientemente, Viventa y el Fondo Nacional del Ahorro firmaron una alianza que facilita la compra de vivienda desde el exterior. Esta iniciativa está presente en 56 países donde se ofrece acompañamiento integral, respaldo estatal y condiciones financieras preferenciales para que así los colombianos puedan invertir en el país.
“Esta alianza abre las puertas para que más colombianos en el exterior inviertan en su país con confianza, el FNA aporta la solidez de una entidad del Estado y Viventa la experiencia de acompañar durante más de dos décadas a quienes han construido su vida fuera de Colombia. Juntos estamos haciendo posible que el sueño de tener vivienda en Colombia sea una realidad sin importar dónde se encuentren”, explicó Andy Altena, cofundador y CEO de Viventa.
Desde Viventa señalaron que de esta manera los colombianos podrán financiar hasta 80% del valor de una vivienda nueva o usada, o también hasta 90% si se trata de vivienda de interés social, VIS.
Este proceso se realiza en línea, con asesoría personalizada y los pagos pueden hacerse desde el exterior mediante transferencias internacionales o corresponsales autorizados, con plazos de entre cinco y 30 años, y la posibilidad de elegir entre tasa fija en pesos o tasa variable en UVR.