Si bien hay que destacar la iniciativa que el Gobierno Nacional ha tenido para delimitar los páramos del país y proteger así los parques naturales, también hay que reconocer que las medidas que se han tomado hasta el momento han generado todo tipo de consecuencias, que van de extremo a extremo. Por supuesto, por un lado, está el de quienes celebran la medida que salvaguarda las áreas y protege los recursos naturales que se ven fuertemente afectados por la explotación minera.
A eso se suma la protección de las comunidades que, en muchos casos, se ven afectados por enfermedades no identificadas, que no son más que una consecuencia de los residuos ambientales o, en el peor de los casos, de los desechos arrojados al agua. Pero, por otro lado, también está la versión tanto de las empresas como de las comunidades cuya principal fuente de trabajo está en la explotación minera. Es allí en donde la historia no es color rosa e, inclusive, se torna oscura para las comunidades que se han levantado en protestas para poder ingresar a las minas que se han tenido que cerrar.
Pero el tema no termina ahí, pues si hablamos de la tan sonada estabilidad jurídica del país, empresarios del sector destacan que las medidas del Gobierno solo están generando inestabilidad para la llegada de los inversionistas a la locomotora que pierde potencia.
Y parte del malestar general se califica como ‘justificado’ porque las empresas han tenido que entregar terrenos, en los cuales ya se han hecho importantes inversiones, y que inicialmente contaban con títulos legales. Como consecuencia de ello, el cierre de las operaciones de las empresas afectadas ha impulsado un recorte de personal en comunidades con escenarios que se complementan con problemas de drogadicción, deserción, inseguridad y, en ocasiones, conflictos con grupos al margen de la ley.
Uno de los ejemplos más recientes corre por cuenta de Vetas, Santander, en donde en los últimos meses se ha llegado a desemplear a unas 900 personas, como consecuencia de los recortes de tres empresas: Leyhat, Eco Oro y AUX. Como era previsible, la comunidad no se ha hecho esperar y, en los últimos días, se han presentado manifestaciones que buscan que se retomen las operaciones o que la gobernación local les brinde una solución al nivel de desempleo que sigue creciendo. Por supuesto, la solución no está en retomar la explotación, pero este panorama genera fuertes cuestionamientos sobre las alternativas que brinda el Estado junto con la delimitación de los páramos.