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La empresa barranquillera está en lío jurídico ante la Superintendencia de Sociedades. Más de 23 años duraron las operaciones entre las compañías
Este lunes se conoció que Mazda Colombia no prorrogará ni renovará el contrato que tiene con Janna Motors, concesionario que comercializaba sus vehículos en Barranquilla. La relación de concesión finalizará el próximo 31 de marzo. Ahora, el Grupo Autoland, miembro de la red Mazda en Colombia, tendrá a cargo la operación de ventas y servicio posventa de vehículos de la compañía en la capital del Atlántico desde el próximo 1 de abril.
“Mazda no tiene interés en celebrar una prórroga del contrato ni procurar su renovación, por lo que este terminará por vencimiento del término. Les agradecemos por el tiempo que formaron parte de la red autorizada de concesionarios Mazda en Colombia”, aseguró Ángela Patricia López, presidenta de la compañía.
Desde el 21 de diciembre de este año, López notificó a Janna Motors sobre su decisión de terminar el contrato y, especificó que “la búsqueda de interesados en adquirir, por alguna figura jurídica particular, los establecimientos de comercio de Janna Motors y/o la propia empresa, es una decisión independiente de Janna Motors”.
Pese a los indicios que se han dado sobre la venta de los establecimientos de Janna Motors, ninguna compañía ha especificado los motivos para no renovar el contrato. Solo Mazda dijo que el cambio de concesionario hace parte de su “estrategia de expansión”.
En una carta enviada el 25 de enero, López asegura que Mazda, como titular de una de las marcas más reconocidas y queridas en el mercado colombiano, ha empleado y empleará todas las medidas necesarias para preservar la imagen que tiene (...) de tal forma que las decisiones que la compañía tome con relación a la red de concesionarios se harán bajo altos estándares de calidad y oportunidad, preservando su know-how y la satisfacción de los clientes finales respecto del producto”.
Uno de los motivos que habrían incentivado la decisión es que la empresa barranquillera está en envuelta en un lío jurídico ante la Superintendencia de Sociedades, pues en noviembre del año pasado falló en contra de Aníbal Janna Raad, presidente de Janna Motors, en un pleito que sostiene con su hermana Diana Janna y su cuñado, Samuel Tcherassi.
Los hechos que desencadenaron esta disputa empresarial y jurídica obedecieron a los supuestos préstamos que se habría hecho Aníbal Janna en calidad de representante legal de las empresas familiares sin la expresa autorización de la asamblea general de Janna Motors; Arrocera Sahagún; Constructora e Inmobiliaria Janna; Agropecuaria Janna y AJR.
“Mazda no tiene interés en celebrar una prórroga del contrato ni procurar su renovación, por lo que este terminará por vencimiento del término el próximo 31 de marzo”.
Según la denuncia de Diana Janna, desde 2015, las sociedades habían realizado una serie de transferencias por el orden de $11.000 millones entre sí, lo que constituye un conflicto de interés por parte de su hermano Aníbal.
Sin embargo, el empresario apeló a la decisión y en su defensa argumentó que “estas operaciones además de ser comunes desde la constitución de las compañías, se han realizado con conocimiento de los accionistas y en beneficio de los mismos, aplicando los principios de solidaridad, apalancamiento y cooperación. Que en ningún caso comportan beneficios personales para el administrador”, según dictó la sentencia.
Debido a esto, la entidad reguladora determinó la nulidad absoluta de las transferencias y ordenó al barranquillero reembolsar la suma de estas operaciones, que ascienden a más de $11.000 millones. De este total, $7.000 millones se harían a través de diferentes sociedades, mientras que el restante debía ser reintegrado a modo personal.
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