¿Y la vivienda nueva?

Después de dos años largos de caída en la construcción, la recuperación del sector vivienda en Colombia parecía tomar vuelo prometedor a finales del año pasado. A su turno, en el primer semestre de 2025, las cifras de Galería Inmobiliaria indicaron una mejora en las preventas sobre planos y un repunte en los lanzamientos de proyectos, con una variación positiva de 17% frente al mismo periodo de 2024. El público está regresando a las salas de ventas. La confianza del comprador se recompone. La banca como actor clave, aumenta desembolsos.

La vivienda sigue siendo el refugio preferido de inversión para los hogares colombianos.

Las ventas de vivienda nueva vienen en un proceso de recuperación comparado con cifras de bases históricamente bajas. En la Vivienda de Interés Social VIS, que concentra 70% de la demanda, se está logrando dicha recuperación solo en las ciudades que cuentan con subsidios locales, tanto del presupuesto municipal como de las cajas de compensación familiar.

Pero hay que mirar debajo de la alfombra. Las iniciaciones de obra siguen rezagadas, con una caída de 30% interanual. Es una cifra preocupante. Revela que, aunque se anuncian proyectos, su materialización no se logra o se demora. Por esto, se puede afirmar que la construcción de vivienda formal sigue en crisis. No obstante, el sector hace grandes esfuerzos para reactivarse.

El modelo de financiación sobre planos, altamente dependiente de las preventas, es hoy un factor de demora. Para que un proyecto arranque, los desarrolladores inmobiliarios y constructores exigen niveles de preventa cercanos a 70%. Especialmente en VIS, que concentra la demanda. La incertidumbre en subsidios, tasas de interés, acceso a crédito y aumentos de costos de insumos, frena el cierre de ventas y la iniciación de las obras.

Mientras tanto, el déficit habitacional se agrava y la presión sobre el arrendamiento aumenta.

Los compradores tienen apetito. El Gobierno debe facilitar que los proyectos arranquen. La vivienda social necesita más que anuncios. Requiere desembolsos oportunos de subsidios, claridad en los programas y tasas competitivas. Algunas ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla y Montería, y departamentos como Antioquia, aportan subsidios complementarios y mejoran infraestructura para sostener la dinámica. Las cajas de compensación también hacen su tarea.

El llamado es claro para consolidar la recuperación. El crédito y una tasa atractiva impulsan la posibilidad de crecimiento. El Gobierno debe garantizar la continuidad de los subsidios. Los constructores deben innovar en esquemas de comercialización que aceleren las preventas.

La demanda existe. Falta destrabar el inicio de las obras para devolverle ritmo a la industria de la construcción. La vivienda es el gran multiplicador de la economía. Genera empleo, impulsa el consumo de materiales y sostiene a toda una cadena productiva. Si dejamos que esta recuperación se enfríe, perderemos el impulso logrado. Colombia necesita grúas en el horizonte, no excusas.