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Analistas 09/07/2021

Planeamiento de Bogotá, Parte I

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

Existen instrumentos claves que definen el futuro de una región, de una ciudad, relacionados con la planeación económica, social y territorial, con sus respectivos presupuestos, propósitos y metas. Importante mantener lo planeado en el largo plazo (estratégico), actuar en el plan de mediano plazo (ejecutivo) y coordinar lo inmediato (operativo); lo mismo que cuidar y construir las fuentes de financiación para asignar los recursos en inversión social y provisión de bienes públicos.

Para el caso colombiano el plan de gobierno de un nuevo alcalde, quien lo esboza en su campaña, se concreta con actos administrativos como son los Planes de Desarrollo, que establecen los proyectos a ejecutarse durante la vigencia de un período de gobierno. Otro instrumento corresponde al Plan de Ordenamiento Territorial, POT. Son de tal importancia que, tienen categoría de Acuerdos.

Para la mayoría de nuestras ciudades el Plan de Desarrollo 2020 - 2024 fue aprobado en los primeros meses de 2020, hoja de ruta afectada por la pandemia, el confinamiento y la parálisis de la actividad productiva. Se han afectado no solo los ingresos de los hogares sino también los del Estado; de ahí, el aumento de la pobreza y del desempleo por un lado y, los déficits fiscales por el otro. En relación con las fuentes de financiación de nuestras ciudades, están compuestas por ingresos corrientes, transferencias, recursos de capital que incluyen endeudamiento y otras fuentes.

Para Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga, dentro de los ingresos corrientes, el rubro de mayor aporte es el ICA (afectado por la coyuntura), pero para la gran mayoría de nuestras ciudades, el principal ingreso corriente es el Impuesto Predial, lo que refleja la importancia de incentivar el sector inmobiliario formal.

En la última década, las fuentes de recursos del Distrito Capital venían creciendo de manera significativa año a año, manteniendo el mayor peso los ingresos tributarios que representan más de la mitad del total, las transferencias y los recursos de capital. No obstante, las finanzas públicas de la capital están deterioradas y temas claves como Transmilenio están desfinanciados.

El Plan de Rescate Social presentado recientemente por la Alcaldía al Concejo, busca responder a necesidades sociales como son el desempleo y la pobreza, así como respaldar económicamente la operación del sistema de transporte público. Temas estructurales como el transporte, requieren financiación estable proveniente del mismo sector transporte, como la captura de valor en proyectos de infraestructura como la Primera Línea del Metro y otros como la sobretasa al estacionamiento de vehículos particulares.

Medellín y Bogotá son privilegiadas por contar con EPM y Grupo Energía Bogotá, GEB, que son la segunda y la sexta empresa más grandes del país respectivamente. Para el caso del Distrito Capital el reciente acuerdo del GEB con Enel es una extraordinaria noticia, “a los dos los une Bogotá”, habrá mejor servicio y mayor creación de valor.

Así, la pandemia ha afectado el planeamiento financiero de Bogotá, en especial algunos proyectos que se encuentran desfinanciados, afectando el Plan de Desarrollo aprobado.

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