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Analistas 21/02/2019

Reformando el Banco Mundial: ¿qué esperar de Malpass como sucesor de Kim?

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Comentábamos recientemente que, durante la “Gran Recesión” de 2008-2013, se hicieron fuertes críticas tanto a las entidades multilaterales como a los grandes bancos globales. Se decía que el FMI y el Banco Mundial habían fracasado en su representación y defensa de los intereses de los ciudadanos comunes (Main-Street), habiendo cedido en exceso a los intereses del sector financiero global (Wall-Street), ver Comentario Económico del Día 12 de abril de 2018.

Cabe recordar que, a principios de la década de 2000, el FMI y el Banco Mundial entraron en una fase de achicamiento burocrático al sentir que debía darse era una expansión del sector privado para atender tantos requerimientos de lucha contra la pobreza global y el desarrollo de infraestructura que les permitiera acelerar su crecimiento. Sin embargo, en la era pos-Lehman lo que ha ocurrido es una nueva expansión de dichas multilaterales, estimándose que el staff del FMI alcanzaba ya una cifra de 3.000 al corte de 2016 (vs. 1.300 de una década atrás) y en el caso del Banco Mundial se estiman unos 15.000 (vs. 6.000 de años atrás). Nótese que estas cifras no incluyen el “séquito de consultores” cuasi-permanentes que acompañan dichas instituciones, estimándose en cerca de un 40% de la cifra del staff-permanente (unos 1.200 en el caso de FMI y otros 6.000 en el Banco Mundial, muchos de ellos “recién pensionados” de esas mismas instituciones).

Si bien es cierto que estas instituciones multilaterales han extendido sus servicios a muchos otros países (primero tras la caída de la “cortina de hierro” y luego por la expansión de servicios hacia los Brics), actualmente se vive otro episodio de crisis sobre la relevancia de su actual estructura, particularmente en el caso del Banco Mundial.

Esta crisis institucional ahora se ha agravado con el abandono temprano de la presidencia del Banco Mundial por parte de Jim Yong Kim (cerca de dos años antes de cumplirse su segundo mandato).

Esto ocurre tras haber sugerido Kim que esa entidad debería operar más con criterios de mercado, tipo Wall Street, en materia de consecución y aplicación de sus recursos financieros. Esto implicaría depender menos de dineros concesionales y entrar a evaluar los proyectos con más criterios de efectividad costo/beneficio.

Ante dicha renuncia, el presidente Trump ha postulado como su posible sucesor a David Malpass, quien venía desempeñándose como director del área internacional dentro del Tesoro de Estados Unidos. Aunque se ha vuelto a discutir si se romperá o no la tradición de que la Unión Europea determina el director del FMI y Estados Unidos el del Banco Mundial, luce altamente probable que se mantendrá el status-quo.

Así, Malpass tiene una alta probabilidad de ser elegido nuevo presidente del Banco Mundial.

Curiosamente, la orientación económica que Malpass ha venido pregonando para las multilaterales va en la dirección (arriba señalada) de buscar mayor énfasis en mecanismos de mercado que provean recursos para la infraestructura productiva del mundo desarrollado. Esto implica un menor énfasis en temas de lucha contra la pobreza (tras la agenda que impulsara en este frente el saliente Sr. Kim durante su primer mandato).

Si bien este mayor énfasis en infraestructura luce apropiado para el período actual, Colombia enfrentaría una dualidad a este respecto, ver gráfico adjunto. Nos vendría bien el énfasis en materia de infraestructura, pues coincide con el buen desarrollo institucional que se ha tenido en este frente a través de la ANI-FDN. No obstante, a Colombia podrían asignársele menos recursos de los necesarios si se tiene en cuenta el debate que se tiene al interior del Banco Mundial sobre la urgencia de “graduar de pobres” a aquellos países cuyo ingreso per cápita superan los US$5.000-PPA. De ser así, Colombia dejaría de tener acceso a recursos “blandos” del Banco Mundial, en línea con lo dicho por la Comisión sobre Multilaterales (Meltzer, 2000).

Existen otras delicadas aristas sobre el nuevo rumbo que deberá tomar el Banco Mundial. Por ejemplo, se viene discutiendo el balance que deberá tenerse entre la orientación o guías técnicas que suele dar el Banco Mundial y los intereses particulares de los países emergentes. Este tema ha venido siendo liderado por Raghuram Rajan desde 2008, como presidente que fuera del Banco Central de India (actualmente profesor de la Universidad de Chicago), ver Bloomberg, “Even the Right American Is Wrong for the World Bank”, febrero 6 de 2018. Como bien se sabe, China viene jugando un papel de liderazgo en materia de proyectos de infraestructura y su financiamiento en países emergentes (ver Comentario Económico del Día 11 de noviembre de 2015). En este frente también se ha venido criticando que existen sesgos a favor de quien presta los dineros, en detrimento de los países usuarios de dicha infraestructura.

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