Percepciones ciudadanas vs.datos objetivos

América Latina parece estar pasando por un período de “desencanto” con la democracia, llegando dicha insatisfacción a máximos históricos del 71% en 2018 (vs. 51% una década atrás) según cifras de Latinobarómetro. Dicho desencanto con la democracia parece haber sido un factor importante en los resultados de las elecciones recientes en la región, optando ahora por los extremos políticos de izquierda en México (con insatisfacción democrática cercana al 60%) o por los extremos de derecha en el Brasil (con insatisfacción del 65%).

El soporte prodemocracia en Colombia continúa siendo mayor que en México o Brasil, pero el desencanto con la democracia también se ha elevado del 38% al 45% durante la última década. Los disparadores de este desencanto han tenido que ver con la corrupción y los serios problemas de gobernabilidad a todos los niveles, nacionales y regionales. Por ejemplo, los últimos datos de la encuesta Gallup (diciembre 2018) indican que el 72% de los colombianos consideran que la situación del país está empeorando, lo cual refleja un deterioro marcado frente a solo el 50% de los encuestados que opinaban así a mediados de 2018 (tras el triunfo de Duque).

¿En qué grado se refleja ese malestar político en el ánimo de los consumidores colombianos? Es claro que se mantiene un ánimo negativo en el Índice de Confianza del Consumidor (mostrando un balance de respuestas de -8,3 en diciembre del 2018), pero este no es muy diferente del -6 observado un año atrás. Dicho de otra manera, mientras el “ánimo político” se ha deteriorado en los últimos seis meses, el “ánimo económico” se mantiene frágil, pero sin mayor deterioro.

Este resulta ser un momento apropiado para cotejar los resultados de estos sondeos ciudadanos con lo que los economistas llamamos “datos duros” prove- nientes de las cifras socioeconómicas. Este análisis es vital para que las autoridades económicas organicen sus ideas y le den prioridad a los temas donde se evidencia deterioro económico (más allá de las simples percepciones de los ciudadanos).

Continúa existiendo una alta correlación entre lo expresado por los encuestados y los datos en materia de: i) situación económica; ii) desempleo; y iii) costo de vida. Por el contrario, existe una marcada discrepancia entre percepción y realidad en las áreas de: iv) construcción de vivienda popular; v) lucha contra la pobreza; y vi) cubrimiento educativo; parecería que no importa lo que ocurra en vivienda, pobreza y educación, la percepción ciudadana luce “congelada en el pesimismo atemporal”.

Situación Económica. Durante la última década, la percepción de los ciudadanos frente a la economía y el crecimiento del PIB en Colombia han coincidido en alta proporción (ver adjunto). Por ejemplo, cuando el PIB real pasó de crecer por debajo del 1% en el cuarto trimestre de 2008 al 6%-7% en 2011, el porcentaje de encuestados que consideraba que las cosas estaban mejorando pasó del 26% a casi el 50%. De forma similar, la desaceleración del PIB-real del 4% hacia el 1,8% anual durante 2012-2017 se vio reflejada en un descenso del optimismo de los encuestados. Dicha relación coincidente percepción-realidad se ha mantenido durante la reciente fase de moderada recuperación, marcando una aceleración del PIB-real del 1,8% hacia un 2,7% durante 2017-2018.

Desempleo y Costo de vida. Mientras la tasa de desempleo se ha elevado del 9,4% promedio en 2017 a un probable 9,6% promedio en 2018, la porción de encuestados que percibía deterioro en este frente laboral también se elevó del 68% al 76%. En el frente de inflación se observó que un 85% de los encuestados expresaba que el costo de vida estaba empeorando, lo cual coincidía con la pérdida de la meta de inflación en 2016 (al cerrar en 5,75% vs. el 3% de la meta). Pero al reducirse la inflación hacia 3,18% durante 2018, las respuestas de los encuestados disminuyeron sus malas lecturas del costo de vida (bajando del 85% al 82%), pero estos resultados muestran asimetrías entre la magnitud de la corrección y la mejora en la percepción.