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Analistas 30/09/2019

Índice de sufrimiento macroeconómico (2019-2020)

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

*Con la colaboración de Carlos Camelo

Acercándose la finalización de 2019, luce oportuno realizar una evaluación del entorno macroeconómico a través de lo que hemos denominado el Índice de Sufrimiento Macroeconómico (ISM), definido como: (inflación + desempleo) - (crecimiento económico), métrica que resulta ser una variante del Índice de Empobrecimiento de Okun. Este indicador es un instrumento útil para realizar un balance histórico sobre los resultados macroeconómicos de los diferentes períodos presidenciales de los últimos años.

El ISM se focaliza en los niveles absolutos de dicho “sufrimiento macroeconómico”, en vez de mirar sus variaciones respecto al período inmediatamente anterior (como lo hacía Barro, 1996). Anif considera que lo relevante es el valor absoluto del ISM, pues eso es lo que percibe la gente durante esos mandatos; en realidad, pasa a un segundo plano si dicho valor es, en términos relativos, más bajo o más alto que el que lo precedió.

Usando este termómetro de registros absolutos, en ocasiones pasadas habíamos señalado que bajo el gobierno de Santos I (2011-2014) se habían conseguido ganancias importantes en el frente macroeconómico, al registrar el ISM más bajo de las últimas cinco décadas (8,6%). Los factores que explicaron este notable desempeño fueron: i) el buen ritmo de crecimiento del PIB-real, promediando un 5,1% anual, cuando se aprovechó la cúspide del súper-ciclo de commodities, evidenciado en los buenos precios del petróleo (promediando el Brent US$108/barril vs. US$64/barril de 2000-2018) y del carbón (US$92/tonelada vs. US$60 histórico); ii) la convergencia de la inflación hacia su rango “bajo y estable” de largo plazo (2%-4%); y iii) el descenso de la tasa de desempleo, llegando a sus niveles NAIRU de largo plazo del 9% (aunque todavía excesivamente altos, incluso para los referentes de América Latina), ver Informe Semanal No. 1380 de septiembre de 2017.

Sin embargo, el fin del auge minero-energético (2015-2016) y el subsecuente ciclo de desaceleración económica han representado un retroceso en dicho ISM durante el último quinquenio. En efecto, nuestras estimaciones evidencian que el ISM habría promediado un valor de 13 durante la Administración Santos II (2015-2018), retornando a los niveles observados bajo Uribe II (2007-2010) de 12,8.

El deterioro del ISM durante el segundo mandato de Santos habría sido el resultado de: i) la desaceleración del crecimiento hacia niveles del 2,3% promedio (vs. el potencial actual del 3%-3,5%); ii) el incremento en los niveles de desempleo desde el 9,2% hacia el 9,7% en el total nacional y acercándose al 11% a nivel urbano; y iii) los desbordes de la inflación del BR, particularmente durante 2015-2016, por cuenta de las presiones de costos vía pass-through (con devaluaciones promedio del 25% anual en dicho período), agravadas por factores climáticos y el prolongado paro de transportadores.

Como veremos, para el horizonte 2019-2020 nuestras previsiones implican una leve recuperación del ISM (promediando un 11,6%) respecto del cuatrienio de Santos II (13%), aunque ello significa un ligero retroceso frente al resultado de 2018 (11,4%). Además, vale la pena dimensionar el riesgo de potencial deterioro que representan para la economía colombiana el desafiante entorno macro-financiero global y sus elevados déficits gemelos (externo-fiscal).

El comportamiento favorable del ISM del período 2019-2020 tiene que ver con la moderada aceleración del PIB-real y, eventualmente, con el correctivo que ello traería en 2020 sobre el afectado mercado laboral, al tiempo que se espera una inflación relativamente contenida dentro del rango-meta. En efecto, Anif proyecta una expansión del PIB-real a ritmos del 3% en 2019 (vs. el 2,6% de 2018) y del 3,3% en 2020 (ver ALI No. 143 de septiembre de 2019). Sin embargo, el desempleo promedio estaría entre el 10%-10,5% a nivel nacional, pero ello correspondería a nivel urbano a tasas de desempleo del 11%-11,5% (ver Informe Semanal No. 1478 de 2019). Es claro que el desmedido incremento del SML (+3% real), la baja absorción de mano de obra (-0,6%) y el creciente influjo migratorio-venezolano explican estos malos resultados laborales. Por último, la inflación estaría escalando hacia el 3,8% en 2019, pero se reduciría hacia un 3,6% en 2020, ver Comentario Económico del Día 10 de septiembre de 2019.

Balance del ISM bajo la Administración Santos I (2011-2014)
Como comentábamos, el balance neto entre los males de la economía (inflación y desempleo) y las virtudes de la economía (el crecimiento), recogido en el ISM, mostró resultados altamente favorables durante la Administración Santos I (2011-2014), descendiendo el ISM hacia mínimos históricos del 8,8% (destronando el récord que hasta la fecha mantenía la Administración Lleras Restrepo en 1967-1970), ver gráfico 1. Con ello, también se superaron las ganancias registradas en las Administraciones Uribe I-II (con un ISM promedio del 13,8%), donde la política de Seguridad Democrática y la recuperación de la inversión jugaron papeles protagónicos (permitiendo que el PIB-real se acelerara a ritmos promedio del 4,6% anual, mientras que el desempleo urbano descendía al 13,4% y la inflación lo hacía al 5% anual).

Esos buenos resultados de la Administración Santos I (2011-2014) estuvieron en gran parte mediados por el súper-ciclo de commodities. Ello permitió que el PIB-real registrara expansiones del 5% anual, con importante liderazgo de: i) la minería (5,9%), impulsada por los hidrocarburos (7%); y ii) la construcción (9%), gracias a los satisfactorios comportamientos tanto de las edificaciones (7,2%), favorecidas por los programas de vivienda del gobierno (PIPE I), como de las obras civiles (11%), por cuenta de los mayores niveles de inversión en infraestructura de transporte (llegando a valores del 3% del PIB en 2014 vs. 2% del PIB en 2010). Esto terminó compensando los pobres crecimientos que ya se evidenciaban en la industria (1,7%), afectada por el desalineamiento cambiario (a ritmos del 15%-20% real), el cual se dio como resultado de la prolongada Enfermedad Holandesa que muchos funcionarios públicos no lograron identificar mientras esta persistió.

Lo anterior estuvo acompañado de: i) continuas mejoras en la tasa de desempleo, llegando al 9,9% en el urbano en 2014 (consistente con valores NAIRU cercanos al 9% en la tasa de desempleo nacional); y ii) la convergencia de la inflación hacia su rango “bajo y estable” de largo plazo (2%-4%), con excepción del registro del 1,9% de 2013.

Balance del ISM bajo la Administración Santos II (2015-2018)
Los inicios de la Administración Santos II (2015-2016) fueron particularmente retadores. Ello por cuenta del fin del auge minero-energético, cuyo daño en los frentes de crecimiento potencial y déficits gemelos (fiscal-externo) tuvo una magnitud mayor a la que venía alertando Anif durante 2013-2014 (ver Informe Semanal No. 1477 de septiembre de 2019).

De esa manera, el crecimiento del PIB-real fue solo de un 2,3% anual en 2015-2018, afectado por las contracciones del sector minero-energético y la construcción, al tiempo que la industria y el comercio-transporte- turismo no lograron recuperarse por cuenta de sus lastres estructurales de competitividad. Aun con ello, el desempleo urbano mostró resiliencia y se mantuvo en niveles promedio cercanos al 10%. Por su parte, la inflación desbordó el techo del rango-meta de largo plazo del BR (2%-4%) durante 2015-2017. Ello dadas las presiones de: i) los mayores costos de los productos importados (vía pass-through); y ii) los altos precios de los alimentos-energía por la presencia del Fenómeno de El Niño y el paro de transportadores.

La Administración Duque en 2019-2020
En nuestra métrica, el año 2019 corresponde al primer año de mandato del presidente Iván Duque (ya que los resultados de 2018 los atribuimos al gobierno saliente). Para este año, Anif pronóstica un ligero retroceso en el valor del ISM (11,9 vs. 11.4 en 2018). Ello obedecería a que el crecimiento económico del 3% anual (vs. 2,6% en 2018) no lograría compensar el deterioro en 0.3 puntos porcentuales (pp) del desempleo urbano (11,1% en 2019 vs.10,8% en 2018) y el escalamiento de la inflación hacia el 3,8%. (vs. 3,2%), ver Informe Semanal No.1475 de agosto de 2019.

El preocupante deterioro del mercado laboral colombiano (+0,9pp en lo corrido del año a julio) estaría elevando la tasa de desempleo promedio del 9,7% en 2018 al rango 10%-10,5% en 2019. Aunque el gobierno dice no tener una explicación al respecto, es apenas obvio que lo peor que pudo haber hecho la actual Administración fue reajustar de forma exagerada el SML (en +3pp reales) para este 2019. Además, el mercado laboral pasa por un período de baja generación de empleo y una presión por parte de cerca de 1,5 millones de inmigrantes venezolanos (ver Informe Semanal No. 1478 de septiembre de 2019).

La problemática inflacionaria ha estado en el componente de alimentos y en los riesgos de encarecimiento de los importados, ante un ritmo de devaluación que ha venido promediando un 12% en lo corrido de este año. Estas presiones inflacionarias, aunadas a la debilidad externa de Colombia (déficit externo del -4,4% del PIB en el primer semestre del año), indican la conveniencia de que el BR proceda a elevar su tasa repo en +25 puntos básicos, quitando presión sobre el ISM de cara a 2020, ver Encuesta Anif Repo-Central de septiembre de 2019.

Nuestras proyecciones sugieren una leve recuperación del ISM en 2020 (bajando al 11,2%). Esto como resultado de: i) mayor crecimiento económico (3,3% vs. 3%); ii) eventual reducción del desempleo (10,9% urbano vs. 11,1%); y iii) disminución de la inflación total (3,6% vs. 3;8%).

Sin embargo, el deterioro del panorama económico internacional (cayendo del 3,6% en 2018 hacia un 3% durante 2019-2020, según la OCDE) y la incapacidad de Colombia para corregir sus déficits gemelos (fiscal-externo) representan un alto riesgo macro-financiero. Para evitar un deterioro del ISM en 2020, es menester que la Administración Duque encause sus esfuerzos a: i) impulsar una reforma tributaria que expanda el cobro del IVA del 19%; ii) abaratar los costos de mano de obra de tipo no-salarial; y iii) enfilar el reajuste del SML hacia la Regla Universal (= inflación + ganancias en productividad). De lo contrario, algunas calificadoras de riesgo nos estarán poniendo en “perspectiva negativa” (S&P y Moody’s) y hasta podrían reducir la calificación de riesgo país (Fitch) en el curso de los próximos 12-18 meses.

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