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Analistas 28/07/2015

Grecia y el ordo-liberalismo alemán

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes
La República Más
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Bajo la egida de Alemania, Grecia se enruta hacia la concreción de toda una serie de reformas estructurales tributarias, laborales y pensionales que enmarcan el tercer paquete de salvamento fiscal del periodo 2010-2015.  Se trata de habilitarle a Grecia financiamiento por un valor cercano a los US$90,000 millones que permitan hacer el “rolling” de una deuda que ya bordea el equivalente a 180% del PIB, donde la voz cantante proviene del Banco Central Europeo y del FMI.

Pero, tal como lo ha advertido el propio FMI (uno de los principales adeudados), ese paquete luce nuevamente insostenible para Grecia, pues se recarga en exceso en esperados incrementos de su tributación y en réditos de privatizaciones.  De hecho, esto ocurre en momentos en que el crecimiento de Grecia se desploma de un esperado 3% hacia una nueva contracción del producto en 2015, tras haber acumulado pérdidas de su PIB-real cercanas a 30% durante 2009-2015.  

Como es bien sabido, dichas negociaciones entre los miembros de la zona Euro y el gobierno-Congreso de Grecia fueron bastante traumáticas.  De una parte, se recurrió al peligroso expediente de un referendo, el cual voto en un 60% por un NO a dicho tipo de acuerdos.  Sin embargo, el gobierno igual tuvo que desobedecerlo al ver que el camino alternativo de buscar su autonomía monetaria-fiscal seguramente conduciría hacia hiperinflación, el repudio de su moneda (nuevo-dragma) y nuevas corridas bancarias.  

De otra parte, se ha hecho un gran daño a la credibilidad del sistema financiero de Grecia (aún bajo su denominación de euros) mediante esas traumáticas negociaciones.  El sector bancario de Grecia hoy mantiene “corralitos” para impedir retiros superiores a los 450/euros/día (tras elevar dicho límite de los 60/euros/día previos al referendo).

¿Qué sigue en materia de gobernancia para los miembros de la zona euro?  Ha ido ganando tracción la hipótesis de una Alemania fortalecida que poco a poco ira restableciendo su esquema de “ordo-liberalismo”.  Recordemos que este enfoque busca combinar el “orden” (ordo, oh cuanta falta nos haces en América Latina, también) con los principios del liberalismo económico.  Este enfoque se inspira en la filosofía de la llamada escuela Austriaca, liderada por quien mereciera el Premio Nobel de Economía de 1974, Friedrich Hayek.  El ordo-liberalismo rechazaba los principios centrales de planificación, tanto de derecha (los Nazis) como de izquierda (modelo sino-soviético), pero se distinguía del Keynesianismo al anteponer los principios de sostenibilidad fiscal a los simples impulsos contra-cíclicos del gasto público.

Un apretado resumen de los principios que hoy distinguirían el modelo Alemán del ordo-liberalismo, con pronta aplicación a los que quieran continuar bajo la zona-Euro, es el siguiente: i) reforzamiento del “Pacto de estabilidad y crecimiento” adoptado a principios de los años noventa; ii) forzar el cumplimiento de los criterios de deuda pública, donde el déficit fiscal anual debe reducirse hacia cifras inferiores a3% del PIB por año y asegurando superávits primarios, de tal manera que la relación Deuda Publica/PIB converja del actual 90% hacia un máximo del 60% hacia el 2020; y iii) estrictas políticas anti-colusión en la prestación de los principales servicios públicos (recordemos la pelea Micro-Soft Vs. Linus o la adopción de Basilea III para contener a los conglomerados financieros mediante la exigencia de capitales adicionales para las entidades SIFIs).

La única forma de darle credibilidad a estas estrictas reglas fiscales es a través del recorte de gasto superfluo, de mayores exigencias tributarias y de aportes en seguridad social a medida que la población se va envejeciendo.  Grecia no lo pudo o no lo quiso implementar bajo sus acuerdos previos de 2010 y de 2012 y ahora el ordo-liberalismo Alemán tiene la dura tarea de asegurarse que “la tercera será la vencida”, bien para poder permanecer en la zona euro o para enrutarse por su propio camino de “espinas”.
 

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