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Analistas 04/02/2013

Bogotá-Barranquilla por tierra

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes
La República Más
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Hace un año, el “adelantado” Don Rodrigo viajó con su familia hacia la costa atlántica por el corredor Bogotá-Riohacha en una travesía que duró 18 horas.  En las recientes vacaciones de finales de 2012 e inicios de 2013, Don Rodrigo no pudo movilizarse, pero, a cambio de ello, varios de sus aguerridos “soldados” decidieron emular sus hazañas y se aventuraron por el corredor terrestre Bogotá-Barranquilla (unos 1.020 km).

 
Los anuncios oficiales hablaban favorablemente del buen verano y de los avances en dichas vías, augurando romper el récord de las 18 horas del año anterior. Sin embargo, el relato de nuestros aguerridos “soldados” nos indica que en esta ocasión dicho desplazamiento les tomó 19 horas de viaje en el trayecto de ida hacia Barranquilla frente a las 14 horas estimadas. Buena parte del atraso ocurrió en el tramo Bogotá-Aguachica (aproximadamente 610 km), recorrido en 12 horas frente a las 8 horas inicialmente estimadas. Los cuellos de botella continúan estando, como hace un año, en la vía Guaduas-Honda, donde los peajes aún no logran acondicionarse al pesado tráfico, y en los puentes neurálgicos (como el de Cuatro Bocas). La velocidad promedio fue cercana a los 55 km/h (frente al límite de 100 km/h), lo cual conlleva un lucro cesante (tiempo perdido) de 5 horas adicionales (36%=5/14). 
 
La intrepidez de los “soldados”, los llevó a buscar vías alternas al regreso, teniendo la “brillante idea” de conquistar la ruta Barranquilla-Medellín-Bogotá (unos 1.128 km). El tramo Barranquilla-Medellín continúa siendo digno de “conquistadores” (cerca de 700 km), al ser necesarias 12 horas para recorrerlo, usando el corredor Caucasia-Yarumal. La verdad, se trata de una vía-trocha (de 163 km) que está totalmente abandonada y, sólo por estar transitando en un primero de enero, no fueron avistados por los temibles de la zona. 
 
Si no están en el corredor Barranquilla-Medellín-Bogotá, ¿dónde están entonces las vías que permitirán aprovechar los TLC y obtener ganancias en productividad?  Todavía aparecen en la vía los anuncios de que, tranquilo, que hacia el año 2016 estarán finalizados los casi 1.200 km de dobles calzadas de la añorada Ruta del Sol.
 
En la bitácora de los “soldados” que quisieron emular a Don Rodrigo aparecen anotaciones que la ANI-Invías deberían estudiar:
 
•  Observo tramos de la doble calzada de la Ruta del Sol en buen estado, tales como: La Vega-Villeta, Río Korán-Río Negro y Aguachica-Pelaya (unos 115 km en total). Sin embargo, en muchos sectores no veo ninguna actividad de construcción, donde tractores-excavadoras se encuentran parados, ¿será el efecto vacacional?
 
• No veo avances en los tramos Río Negro-San Alberto y Pelaya-Ciénaga.
 
•  Los pasos por Guaduas, Ciénaga y Caucasia nos detienen considerablemente, donde debemos esquivar peatones, animales, motos y bicicletas. Buen logro la construcción de las variantes que nos evitan el ingreso a algunas poblaciones, pero su señalización y estado son lamentables.
 
• Guaduas-Honda presenta daños graves en la vía, ¿Cicatrices del invierno 2010-2011?
 
• En el trayecto Barranquilla-Medellín me llama la atención la importante cantidad de peajes, cuyo cobro no se justifica en algunos tramos (Caucasia-Yarumal), dado el abandono de la vía.
 
• Veo bastante ejército en casi todo el recorrido (de día y de noche), especialmente en Santander, Cesar, Magdalena y Antioquia. En cambio, escasean los policías de carretera y los pocos existentes parecen como “jugando” con los radares de velocidad; nadie pone orden a las tractomulas y flotas que imponen su voluntad.
 
• En Cesar-Magdalena observo varios núcleos de contrabandistas de gasolina, a la orilla de la carretera, sin que ninguna autoridad ejerza control alguno.
 
El atraso histórico de la infraestructura vial de Colombia continúa siendo uno de los atractivos para aquellos con espíritu de Indiana Jones y nos sirve para recordar las hazañas de los conquistadores del siglo XVII. Sin embargo, son evidentes los perjuicios económicos estructurales, donde la disculpa del crudo invierno de 2010-201 ya se ha secado.  ¿Dónde está el “buen gobierno” aplicado a la infraestructura vial del país?

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