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Analistas 25/01/2015

Castigado por respetar las reglas

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El gráfico de aquí muestra la inflación subyacente (que excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco) en Alemania, España y la eurozona en general. Como puede ver, ha habido dos eras distintas para el sistema del euro.

En la primera era, que duró hasta la crisis financiera, el capital inundó el sur de Europa. Retrospectivamente, fue algo malo, pero poca gente con cargo de autoridad se quejó del tema en ese entonces. El resultado fue un auge en el sur, y también una inflación de cierta forma elevada. No obstante, otra vez, esto fue considerado perfectamente normal y bueno. Después de todo, no se espera que en una unión monetaria todo mundo tenga la misma tasa de inflación. La inflación general era buena, y el aumento de los precios en el sur de Europa ayudó a Alemania a volverse súper competitiva y emerger del estancamiento económico donde se encontraba a finales de la década de 1990 sin necesidad de deflación real.

Después, los flujos de capital pararon, y se hizo necesario que el sur de Europa revirtiera el aumento en los costos y precios relativos que había ocurrido durante la era previa. Tanto la macroeconomía básica como las reglas aceptadas del juego del euro decían que este ajuste debía ser simétrico respecto a lo que vino antes; que la inflación general en la eurozona debía permanecer dentro de la meta (o ser más alta, de acuerdo a la economía, pero dejemos eso a un lado), con Alemania registrando una inflación significativamente mayor para que la inflación baja en el sur pudiera generar la necesitada “devaluación interna”.

De hecho, empero, no hubo aumento de inflación alemana, y en este punto representa una caída. La inflación general en la eurozona está muy por debajo de la meta, y el sur de Europa ha sido forzado a la deflación, lo que es muy costoso y empeora la carga de deuda de la región.

Y luego se tiene a los alemanes diciendo que ellos manejaron sus problemas, así que por qué el sur de Europa no puede hacer lo mismo. Bueno, porque el sur de Europa respetó las reglas, pero cuando estuvo en apuros las reglas fueron cambiadas, enormemente para su desventaja.

Podría preguntarse: ¿Qué se habría necesitado para evitar esta situación? El BCE debió haber expandido agresivamente tan pronto como se hizo claro que la inflación estaba cayendo. Debió haber habido un esfuerzo determinado para compensar la austeridad fiscal en el sur de Europa con expansión en el norte. En cambio, se permitió que durante años mandara la obsesión con la inflación y los déficits, y ahora la situación está muy cerca de ser irreparable.

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