El buen gobierno, una oportunidad

En Latinoamérica se están haciendo considerables esfuerzos en los últimos tiempos para mejorar la buena gobernanza corporativa, ya que la ambición de liderar de forma más eficaz y responsable es hoy el mejor ejemplo del compromiso de los directivos con los accionistas, los ciudadanos y los empleados. Y entre estos esfuerzos, el más importante, en mi opinión, es el de benchmarking sobre las mejores prácticas en gobernanza empresarial.

Llevo años obsesionada con investigar y aprender en esta área. Hemos desarrollado muchos estudios sobre empresas listadas y creado un centro específico de investigación, el Foro de Buen Gobierno y Accionariado. Hemos visto que existe un perfil de empresas que quieren ser siempre mejores, y que son las que lideran las buenas prácticas. Se trata de compañías capaces de someterse a la prueba del algodón, de demostrar su compromiso con el buen gobierno corporativo en los diferentes indicadores que miden la aplicación de las recomendaciones sobre esta materia

Para ellos hemos elaborado un índice que recoge cómo lo hacen las compañías que son ejemplares, y en cada país ayudamos a posicionar a las empresas con mayores inquietudes e interés por estar entre los mejores en lo que a buena gobernanza se refiere. En buen gobierno, todo está relacionado: las compañías que buscan ser líderes, que quieren hacerlo cada vez mejor, normalmente coinciden en más de un indicador: en presencia de mujeres en sus directorios (diversidad); en mayor quórum en sus Juntas de Accionistas; en mayor accesibilidad a la información para accionistas, en participación activa en redes sociales, en un más constante y eficaz diálogo con analistas…

En Colombia hay empresas que están haciendo un gran trabajo, pero todavía hay espacio para ser la mejor. Buena parte de las compañías de referencia y entidades como Confecámaras vienen dando pruebas de su compromiso con las mejores prácticas corporativas a través de códigos de ontológicos propios. También la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) está apostando de forma decidida por impulsar el buen gobierno a través de una importante batería de principios recomendados. E instituciones supranacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), respaldan el desarrollo de la buena gobernanza y ayudan a que las mejores prácticas avancen, a que las compañías se doten de mecanismos que refuerzan el negocio, garantizan un mejor ejercicio de los derechos de los accionistas y adecúan sus prácticas a los últimos estándares internacionales.

Estoy convencida de que la observancia de prácticas de buen gobierno ayuda a las empresas a gestionar de forma más transparente y a mejorar su toma de decisiones; a mejorar su imagen entre inversores y a fortalecer los vínculos de confianza y participación con los accionistas, especialmente con los minoritarios; a gestionar los conflictos de interés y a aumentar la reputación de las compañías ante sus clientes y en la sociedad. Creo que aportan, asimismo, beneficios como una mayor eficiencia, una mejor administración del riesgo y un mayor diálogo y clima de entendimiento con los accionistas. Creo que las mejores prácticas corporativas constituyen un auténtico value driver para las compañías, en un contexto como el actual, en el que implicar a las accionistas es clave, como demuestra la creciente importancia y expansión de los departamentos de relación con inversores. Considero que los intangibles y activos no financieros son cada vez más fundamentales en la evolución de las empresas, en la percepción de las mismas en el exterior y en su cuenta de resultados. 

La Ocde, a la que Colombia es ya candidata en firme a la adhesión, juzga que el buen gobierno corporativo constituye un elemento clave para aumentar la eficacia económica, potenciar el crecimiento de un país y elevar la confianza de los inversores. Una opinión con la que no puedo estar más de acuerdo, porque creo que el buen gobierno es el gran aliado de las empresas. Hoy, las compañías que quieran mejorar y diferenciarse deben apostar por las mejores prácticas, seguir un camino por el que ya transitan las firmas más punteras.