Más allá del paisaje: las industrias creativas como motor del turismo colombiano

Hace tan solo unos días Colombia consiguió coronarse en el Festival Internacional de Publicidad Cannes Lions por la campaña ‘Humanimal tourism’ de la mano de ProColombia. Esto sin duda, reafirma mi teoría: el turismo es el arte de contar historias. Lo más importante de la comunicación no es sólo tener un buen producto turístico sino saberlo proyectar, vender y despertar emociones.

Colombia siempre ha sido mundialmente reconocida por la manera como promueve el país. Hay que recordar que en el año 2011 con el premio CropLife para la campaña “Colombia, el riesgo es que te quieras quedar”, despertó no sólo la emoción de los extranjeros viviendo en el país sino también supo mostrar que el país había superado su crisis de seguridad y convertir al riesgo en una oportunidad.

Esa campaña ayudó entonces a cambiar la percepción que desde fuera se tenía del país y hoy podemos ver cómo la creatividad de los colombianos ha ayudado a que, sin duda, Colombia haya alcanzado unas cifras récord con más de 6,7 millones de visitantes, un 49% más que en la época prepandemia.

Este nuevo reconocimiento a nivel internacional refuerza la idea de que Colombia está haciendo bien las cosas en materia de promoción turística, pero también evidencia el buen momento que viven los sectores culturales y creativos de un país que lleva la capacidad para inspirar y crear en el ADN.
Esos sectores creativos no solo están recibiendo reconocimientos, sino que están emergiendo como motores clave del desarrollo turístico porque representan en sí mismos, una muy buena razón para visitar Colombia.

Más reconocimientos: Gastronomía, moda y música, un trío que impulsa el turismo

Sigo con más ejemplos… entre los sectores en los que Colombia está destacando está la gastronomía. El chef Jaime Rodríguez ha conseguido llevar al restaurante Celele, ubicado en el barrio cartagenero de Getsemaní al puesto 48 de los mejores del mundo y a obtener un reconocimiento aún mayor: ser galardonado como el restaurante más sostenible del planeta. Todo gracias a su apuesta por productos de los Montes de María, y por trabajar de la mano de la comunidad, con asociaciones campesinas, productores y artesanos locales.

Así también podría mencionar a la chef Leo Espinosa, Harry Sasson o Juan Manuel Barrientos, quienes han hecho parte activa de una historia para promover lo mejor del país a través de sus sabores y una cocina tradicional llevada a la técnica internacional.

Otra industria creativa que jalona el turismo es la moda. El sector tiene unas proyecciones de crecer hasta los US$ 1.2 billones de aquí a 2029, y tendencias como la slow fashion suponen una buena oportunidad para generar empleo y beneficios. Esto es aplicable especialmente en Colombia, donde las que las artesanías forman parte de la tradición indígena, pero también de las propuestas de diseñadores jóvenes como Johanna Ortiz o Juan Pablo Socarrás, que se han convertido en un escaparate internacional de la moda con propósito, que fomenta las economías locales e impulsa el desarrollo de las comunidades.

La música es otro pilar importante y el talento musical colombiano, que es inherente a nuestra vida cotidiana, es tan diverso como el país y se convierte en un polo de atracción. Figuras de talla mundial como Shakira, Karol G o Carlos Vives no solo ponen el nombre de Colombia en los escenarios internacionales, sino que impulsan la industria musical del país y generan efecto llamada para viajeros que buscan vivir experiencias auténticas, asistiendo a conciertos y conociendo el entorno creativo.

Mi apuesta para este verano: la Guajira, el César y Santa Marta: naturaleza, creatividad e historia

Estas industrias no funcionan aisladas, juntas fortalecen la oferta turística del país. Por eso, ahora que llegan las vacaciones en todo el mundo, vale la pena considerar destinos que reflejen esta riqueza cultural y que pongan en el centro a las comunidades.

Mi lugar favorito en el mundo es aquel que me recuerda la felicidad de mi infancia. Es un rincón del Caribe Colombiano en el que justo convergen estos elementos. El triángulo mágico entre el Cesar, La Guajira y el Magdalena son la mezcla de una cultura indígena ancestral viva, el vallenato que baila al ritmo de la brisa caribeña y los colores que se reflejan en la artesanía de calidad donde cada mochila y cada sombrero captura la emoción de quien la teje.

Este territorio está además de celebración. El departamento de la Guajira, con su cultura indígena wayuu, sus tejidos y artesanías emblemáticas, está cumpliendo seis décadas en 2025. Y Santa Marta, tan llena de vida y de inspiración, celebra este año sus cinco siglos de historia, representando como ninguna ese crisol donde convergen naturaleza, comunidades y creatividad. Finalmente, el César, con su vallenato cumple un centenario de estarse promoviendo.

Por eso cuando pienso en Colombia como destino turístico, estoy pensando en un país que ha sabido reinventarse sin olvidarse de su esencia a través de sus industrias creativas y su cultura. Aprovechar estas buenas noticias es también una invitación a descubrir lo mejor que tiene esta tierra para ofrecer, que es mucho y debe llenarnos de orgullo.