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El turismo es una fuerza transformadora, capaz de impulsar economías, generar empleo y fortalecer identidades culturales. Y hoy, en plena revolución digital, la inteligencia artificial se presenta como un aliado poderoso para potenciar el sector especialmente en África, donde el turismo puede convertirse en un motor clave para el desarrollo económico y social.
El papel de la innovación está claro: en 2026, la economía digital global alcanzará los US$20 billones y por su parte, la inteligencia artificial, se consolida como la tecnología más utilizada a nivel mundial. La inversión proyectada para este año en la misma será de US$337 billones.
Hoy, el mundo cuenta con más de 2,6 billones de personas que se encuentran en situación dónde no han logrado ni siquiera acceder a internet. Esto nos demuestra, que a pesar de la aceleración tecnológica, esta ha venido acompañada de poco balance.
En turismo, hay mucho camino por recorrer. El sector solo representa 1% en la ecuación global cuando de inversión en inteligencia artificial se trata. No obstante, y a pesar de tener poca relevancia en la agenda digital global, ya está revolucionando la manera en que planificamos viajes, personalizando experiencias y optimizando recursos. Según una encuesta reciente, más de 70% de los viajeros ya utilizan esta tecnología para organizar sus vacaciones, mostrando que el turismo está a la vanguardia de la adaptación a los cambios tecnológicos.
Hoy escribo desde África, un continente que llevo en corazón porque veo en él, una oportunidad a través de la innovación y el turismo: concentra 42% de la población juvenil del mundo y la inteligencia artificial promete contribuir al PIB regional en US$1,2 trillones de dólares para 2030.
Aunque la digitalización aún tiene mucho de desafío en la región y la educación digital es la cuenta pendiente, veo un camino lleno de soluciones.
Como ejemplo ilustrativo, apenas un 19% de las empresas cuentan con personal formado para implementarla. Aún así, 61% del sector empresarial reconoce la importancia del uso de la tecnología, pero necesitan de herramientas para poder implementarla como parte de su estrategia de negocio.
Para evolucionar y crecer, es vital dar apoyo con legislación e incentivos que impulsen la educación y la digitalización, además de fomentar la inversión. Son aún pocos los países que lo estén haciendo en la región. Concretamente solo diez cuentan con estrategias nacionales para ello, lo que limita el alcance real de estas tecnologías.
A esto se suma uno de los mayores desafíos en la zona, la brecha digital. 84% de las personas en África subsahariana vive en áreas que cuentan con servicio 3G, pero tan solo 22% usa internet móvil, mostrando una diferencia significativa entre disponibilidad y uso.
Pero en los retos están también las oportunidades, y la creación de empleo es sin duda una de ellas. África tiene el potencial para crear 230 millones de puestos digitales en la próxima década si apuesta por la educación digital y la capacitación tecnológica.
Según los estudios, las mujeres tienen menor probabilidad de usar internet móvil y existen disparidades de género significativas en el acceso a herramientas digitales, lo que es una barrera para la educación digital. Por ese motivo hay que apostar por iniciativas que fomenten la inclusión de las mujeres y los jóvenes.
Así se está haciendo con programas como el Campamento Connected African Girls Coding, que trabaja para dotar a jóvenes africanas con habilidades TIC. O la propuesta de la Unión Africana para impulsar la educación digital mediante expansión de banda ancha.
Esto puede suponer un gran impulso para el sector, especialmente unido a propuestas como la que he traído a Nigeria con la Tourism Online Academy, una academia de formación en línea que he impulsado desde mi llegada a ONU Turismo, con más de 50 cursos gratuitos y accesibles, creados por algunas de las mejores universidades del mundo y que tiene ya más de 41% de sus estudiantes provenientes de África.
Estas iniciativas están empezando a sembrar las bases para un cambio real que ya está aquí. Sectores como la agricultura, que actualmente emplea a 60% de la fuerza laboral africana, las manufacturas y o el fintech ofrecen un terreno fértil para la sinergia con el turismo digital.
Unos temas que he tenido la oportunidad de abordar estos días desde Nigeria, donde he constatado que África, el continente más joven, tiene mucho por construir, pero cuenta con potencial para ello. Las oportunidades están ahí: ya que la productividad de las empresas que adoptan inteligencia artificial crece casi cinco veces más que las que no lo hacen.
Está en nuestra mano ayudarlas a crecer con políticas públicas, impulsando la capacitación y escuchando a los emprendedores. La experiencia de estos años al frente del área de innovación me ha demostrada que esta es la aliada estratégica para el cambio. Puede ser la llave que abra la puerta a un desarrollo sostenible e inclusivo, siempre que trabajemos en dar acceso a la digitalización. Afrontar este desafío es una urgencia, pero también una promesa para millones de personas.
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