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Escrito por Mauricio Santa María S. Presidente de Anif, Carlos Felipe Prada L, Ekaterina Cuéllar K y Laura María Llano C.
En los últimos tres meses, el Gobierno Nacional tomó decisiones clave en materia de: (i) adecuación de los sistemas de salud (más camas de Unidades de Cuidado Intensivo, pruebas de diagnóstico y equipos de seguridad para los trabajadores de la salud); y (ii) reinicio paulatino de las actividades económicas, lo que inició a finales de abril con los sectores de industria y construcción.
Respecto a esto último, cabe mencionar que, la reciente extensión del período de Aislamiento Preventivo Obligatorio hasta el 15 de julio (Decreto 878 de 2020) permite el reinicio de los servicios religiosos y la implementación de planes piloto para la reapertura de establecimientos que ofrecen servicios de comida, al tiempo que mantiene las condiciones en aquellos sectores en los cuales ya se reiniciaron actividades.
A pesar de que esas acciones tienen aplicación a nivel nacional, los resultados regionales muestran marcadas diferencias tanto en materia de indicadores de salud como en la velocidad de la reactivación económica. Esto como resultado, principalmente, de la gestión de las autoridades locales, dada la facultad que le dio el Gobierno a los alcaldes para decidir sobre la gradualidad y tiempos de entrada de los diferentes sectores.
Bajo este contexto, en este Comentario Económico analizaremos con mayor detalle las diferencias regionales en el manejo de la epidemia en Colombia. Para ello, por medio de gráficos y estadísticas oficiales, mostramos cuál es el estado actual de la enfermedad en cuanto a muertes (principal variable de interés) y contagios.
Adicionalmente, comparamos las muertes con el desempeño de la industria manufacturera y la pérdida de ocupados en cada ciudad. Esto permite tener una idea de cuál es el equilibrio regional entre las decisiones en salud y los resultados económicos. Como veremos, este análisis muestra que la estrategia de confinamiento está agotada y resulta ser altamente costosa, pues no hay una relación clara entre un mayor y más estricto período de aislamiento y una reducción en la letalidad del virus.
Avances y desafíos regionales en materia de salud
En esta sección del documento utilizamos la información de las ciudades capitales (como aproximación regional) para ilustrar cuál es el estado actual del virus. En los gráficos utilizamos las muertes (por millón de habitantes) como variable de interés y las graficamos contra contagios y caída en la producción industrial y en el número de ocupados, que aproxima el costo económico en el que han incurrido las ciudades. Los datos utilizados para este análisis tienen fecha de corte el 30 de junio.
El Gráfico 1 muestra los contagios y el número de fallecidos por ciudad. En el cuadrante positivo de bajos contagios (vs. el promedio de la muestra de 3.105 por millón de habitantes) y bajo número de muertes (vs. 103), se encuentran la mayoría de las principales ciudades (25 de 32), entre las que se destacan Medellín (822 contagios, 6 muertes), Pereira (583, 19) y Bucaramanga (293, 7).
En el cuadrante desfavorable de altos contagios y alto número de muertes (incluyendo también a Bogotá, con un registro de fallecimientos cercano al promedio nacional), se ubican 7 de 32 ciudades. Preocupa un hecho incontrovertible: Bogotá (3.876 contagios, 91 muertes), Cali (3.275, 116), Cartagena (7.921, 317) y Barranquilla (10.007, 545) no tienen resultados favorables. Es importante mencionar que, en ese cuadrante, también se encuentran ciudades con poblaciones muy vulnerables y pequeñas, como es el caso de Quibdó (9.983, 252) y Leticia (43.911, 1.769), esta última con el mayor número tanto de contagios como de muertes.
Resulta paradójico que, en la mayoría de las ciudades que se ubican en ese cuadrante desfavorable, las medidas de confinamiento han sido más estrictas y la reapertura más lenta, como es el caso de Bogotá, Cali, Cartagena y Barranquilla. Claramente, el objetivo del aislamiento que buscaba aplanar la curva de contagios no se ha logrado en estas ciudades.
El elevado costo socioeconómico de la pandemia y el aislamiento
Después de analizar los resultados en salud, es muy relevante evaluar los efectos económicos de las medidas para controlar la propagación del virus. Para esto utilizamos, además de nuestra variable de interés (muertes por millón de habitantes), los resultados recientes de la industria manufacturera y el empleo.
En el primer caso, el Gráfico 2 muestra cómo una de las ciudades con el mayor impacto negativo tanto económico como por muertes provocadas por el virus ha sido precisamente Bogotá, con una caída en la producción industrial del 41% anual, que se compara desfavorablemente con el promedio de la muestra del 37%. Por eso, resulta incomprensible que las autoridades locales promuevan una segunda “cuarentena estricta” en la ciudad. Otras ciudades grandes, como Manizales (caída industrial del 52% anual en abril), Bucaramanga (50%), Pereira (38%) y Medellín (37%) también muestran un fuerte deterioro de la producción industrial, pero con un bajo número de muertes.
En el cuadrante de bajo impacto económico pero elevadas muertes, se ubican Barranquilla (caída del 30% anual), Cartagena (26%) y Cali (14%). Esto probablemente responde a que, en estas ciudades, por las excepciones del Decreto 457 de 2020, continuó funcionando la industria relacionada con la producción de bienes esenciales como los alimentos, los químicos-farmacéuticos y la refinación (esta última necesaria para garantizar los servicios básicos de transporte). En el cuadrante de baja caída industrial-bajas muertes, se encuentran ubicados los departamentos de Córdoba (caída industrial del 3.4%) y Cauca (22.4%).
En cuanto al desempeño del mercado laboral, el Gráfico 3 muestra la relación entre la variación en el número de ocupados (con respecto al mismo trimestre de 2019) y las muertes por millón de habitantes. La interpretación de este gráfico es de suma importancia debido a que muestra nuevamente el costo excesivo del aislamiento, esta vez en términos de empleo e ingreso de los hogares, sin que exista una relación clara y contundente entre el elevado costo y un menor número de muertes.
En el cuadrante más negativo (alta caída de ocupados-altas muertes) se encuentran Sincelejo (caída del 25.2% anual en los ocupados durante marzo-mayo de 2020), Cali (24.5%) y Quibdó (22.9%). Muy cerca se ubicó nuevamente Bogotá, que registró una caída del 21.3% en los ocupados.
Sobre esto vale la pena mencionar que esta ciudad registró la mayor pérdida de empleos a nivel nacional (890.000 empleos), según el último reporte del DANE. Esto muestra que, a pesar de ser una de las ciudades con mayores restricciones, no evidencia los mejores resultados en términos de salud, pero sí uno de los peores en materia económica.
Entrando a los cuadrantes con resultados un poco más optimistas, encontramos una relación interesante en el de baja caída en los ocupados y bajas muertes, en el que se encuentran varias ciudades que mostraron resultados positivos en materia de salud, como es el caso de Bucaramanga (caída en ocupados del 13.5% anual, que se traduce en 73.000 empleos menos), Medellín (16.5%, 297.000 empleos) y Manizales (17%, 32.000 empleos).
Esta relación se encuentra asociada a las condiciones sanitarias que presentan esas ciudades, en la medida en que, el control eficiente de la pandemia y la reapertura económica permitieron que algunos trabajadores continuaran laborando a pesar de las medidas de confinamiento.
En el último cuadrante (baja caída de ocupados y alto número de muertes) se encuentran Cartagena (19%) y Barranquilla (12.5%). Ciudades que, a pesar de estar en el mismo cuadrante, presentan una brecha significativa en el número de muertes por millón.
Todo este análisis permite no sólo dimensionar la magnitud del costo económico de la pandemia y el aislamiento (aproximado a través de la caída en la producción industrial y el deterioro en la ocupación), sino que también muestra cómo asumir un mayor costo no necesariamente tiene un impacto sobre la reducción de la letalidad del virus.
Conclusión
El análisis sobre el impacto del virus en las principales ciudades de Colombia muestra marcadas diferencias a nivel regional. En efecto, ciudades como Bogotá, Cali, Cartagena y Barranquilla tienen un importante rezago frente a Medellín y Bucaramanga, tanto en materia de salud (con mayores contagios y altas muertes) como en desempeño económico (con una mayor caída en producción industrial y población ocupada).
Esto último muestra los elevados costos asumidos por el aislamiento, principal estrategia en la lucha contra la pandemia. Adicional a esto, no se encuentra una relación clara entre mayor costo económico y menores muertes. Es decir, la estrategia de “aislamiento estricto” para controlar el virus no sólo está agotada a estas alturas, sino también es altamente costosa.