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Analistas 19/06/2019

La apuesta de crecimiento del Gobierno

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

El Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp) 2019 presentó al país una apuesta diferente. Basa el crecimiento de los próximos años en el crecimiento del sector privado, de la mano de la Ley de Financiamiento que introdujo la reducción de la carga tributaria a las empresas como incentivo para que estas jalonen el crecimiento del país.

El Mfmp muestra además que la regla fiscal se cumplirá. La reducción de ingresos fiscales se compensará con una mejor focalización y un ajuste del gasto público. De hecho, aunque el gobierno acudió a las cláusulas de escape de la regla fiscal debido a la inesperada migración de la población venezolana, anunció que este año se alcanzará la meta original de déficit fiscal, 2,4% del PIB. Será el ajuste fiscal más grande desde que existe la regla fiscal; una reducción del déficit fiscal de 0,7% del PIB en un solo año. Ahora bien, aunque no fue mencionado, parte de este ajuste viene de la venta de activos de la nación. De acuerdo con el Ministro de Hacienda, el panorama fiscal está despejado.

Así, en el mediano plazo la economía crecerá 4% anualmente, el gasto público se reducirá 2,3 puntos porcentuales del PIB y la deuda publica se reducirá de niveles un poco mayores al 50% del PIB a niveles cercanos a la situación anterior a la caída del precio del petróleo y al final del boom petrolero en el 2015. Es una apuesta que reduce la intervención del Estado, y es el mercado -el sector privado- que jalona el crecimiento.

Otros puntos importantes son la modernización de la Dian, la reducción de la evasión y la factura electrónica. Nuevas iniciativas como la reforma a la protección a la vejez, la comisión de estudios del sistema tributario territorial, el fortalecimiento de la institucionalidad fiscal, la ley de mercados de capitales, y el fomento al crecimiento sostenible, aún están en estudio por parte del gobierno para presentarlas al país.

Sobre la política fiscal, ya era costumbre para los colombianos que en cada período presidencial se discutieran y aprobaran al menos dos reformas tributarias. En general, los gobiernos han buscado darle un vuelco de fondo a la estructura tributaria, la cual, llena de exenciones, no permite un recaudo eficiente. Sin embargo, la economía política de la reforma, y el viejo adagio que dice que uno sabe lo que entra al Congreso, pero no sabe lo que sale, ha llevado a los gobiernos a abandonar la reforma estructural y a aumentar las tasas impositivas. Por otro lado, aunque el presupuesto nacional es inflexible y ha estado concentrado en gastos de funcionamiento, y la inversión pública, que es la fuente de crecimiento, ha disminuido, el gasto público ha crecido, con una efectividad no muy clara. Bajo estos argumentos, la nueva apuesta del Gobierno del Presidente Duque de impulsar el crecimiento a través de incentivos al sector privado se ve coherente.

Ahora bien, más allá de los vientos turbulentos, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China que puede afectar el crecimiento mundial y la volatilidad del precio del petróleo, cuyos riesgos fueron incluidos en el Mfmp, otros factores pueden afectar esta apuesta. El más importante es la baja productividad, problema persistente en Colombia y en América Latina. Es el freno más importante para el crecimiento y el desarrollo.

Desde la existencia de un gran número de Mypimes con baja productividad y poca inserción con los mercados internacionales, hasta la baja productividad laboral, faltante de una formación para el trabajo conectada de la necesidad del aparato productivo, una serie de elementos puede pesar más que los incentivos tributarios. De hecho, algunas voces han traído a la discusión la necesidad de que el país cuente con políticas industriales, y, como parte de la mejor focalización del gasto público, es necesario destinar más recursos a la formación para el trabajo, en un diseño conjunto con el sector privado, para formar el capital humano que necesite el aparato productivo. El redireccionamiento paulatino del gasto público hacia estas políticas, y menos a subsidios, tendría efectos positivos.

Un elemento adicional, esencial, es la innovación. El Presidente Duque lo ha mencionado y está incluido en el Plan Nacional de Desarrollo (PND). La meta es duplicar la inversión pública y privada en ciencia y tecnología para alcanzar el 1,5% del PIB. Sin embargo, es necesario diseñar políticas efectivas para esparcir la innovación en las empresas y en el sector privado en general. Adicionalmente, los efectos de estas políticas no son inmediatos.

Ahora bien, las proyecciones del Mfmp dicen que gracias a la Ley de Financiamiento la economía crecerá 3,6% en el 2019, es decir 0,8 puntos porcentuales más de los que crecería sin los efectos de esta Ley. Sin embargo, la discusión que se dio en días recientes relacionada con el bajo crecimiento del primer trimestre, a lo cual se suman las cifras de desempleo que se encuentran nuevamente por encima de dos dígitos, obligan a hacer un seguimiento continuo y detallado de la senda de crecimiento anual para rectificar la política si es necesario. Aunque la señal de optimismo que da el gobierno es valiosa, el seguimiento a la efectividad en las políticas lo es más.

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