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Analistas 20/01/2021

Juicio a Trump, ¿quién pierde?

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Donald Trump es el primer presidente en Estados Unidos en pasar por dos juicios políticos. Y aún más que eso, el primer expresidente en enfrentarlo. Y por eso la pregunta hoy, cuando ya hay un nuevo inquilino en la Casa Blanca es: ¿vale la pena adelantar un impeachment?

Claro, Trump, quien es de lejos el mandatario más soberbio que haya pasado por el Salón Oval necesita un escarmiento. Durante cuatro años, estuvo hablando, haciendo y deshaciendo como si fuera el todo poderoso, maltrató a sus aliados, tuvo una errática política internacional, humilló a miles de familias migrantes y puso en jaque la democracia más poderosa del mundo.

El legado de Trump es tan desastroso que los primeros planes de Biden no son hacer sino deshacer: regresar al acuerdo del cambio climático de París, tumbar las restricciones de viaje a varios países musulmanes y reorganizar y centralizar el manejo de la pandemia. Mejor dicho, poner en orden la casa.
Un juicio político sería un mensaje inequívoco de que el presidente de Estados Unidos por mucho poder que tenga, debe moverse dentro de un marco legal.

Pero además un portazo a todos los seguidores de Trump, y no estoy hablando de los desorientados que se metieron al Capitolio, sino de otros dirigentes dentro del partido republicano, o militares retirados, que ya se alzan con un discurso parecido y radicalizado. Pero sobre todo un impeachment, aun con Trump por fuera, podría resolver de una vez la posibilidad de que quiera reelegirse, porque, aunque legalmente puede participar en las elecciones, nunca podría posesionarse.

Habiendo dicho todo esto, la pregunta sigue sin resolverse: ¿es conveniente? Lo cierto es que para que el juicio pase en el Senado se necesitan dos tercios de los votos y las cuentas no dan, es más, cada día son más escasas. Por eso en este punto, tendré que darle la razón a Trump: un proceso de impeachmnet a quien más perjudicará es a Biden. Primero porque coparía la agenda del Senado que es necesario para la gobernabilidad, empezando porque es allí donde se ratifica el gabinete del nuevo presidente.

Además de eso le significaría un enorme desgaste político en momentos en los que debe concentrarse en sacar adelante las reformas que propuso en campaña. Biden corre el riesgo de que durante muchas semanas otra vez el protagonista en los titulares de prensa sea Donald Trump y no él; le da espacio a su antecesor para que permanezca en el recordatorio primario de los estadounidenses y para que a la larga aproveche la oportunidad y se victimice.

Otro efecto del impeachment sería inevitablemente profundizar la división del país que ya llegó a los niveles de autodefensas encabezadas por grupos supremacistas. Si hay algo que el mundo reconoce casi en consenso, es que la polarización es el nuevo monstruo a la sombra de la unión americana. Así las cosas, si este es un proceso político que está condenado a morir, avanzar en él podría resultaría peor que la enfermedad.

Con las cuentas de hoy el impeachment contra Trump no sería un escarmiento. Estados Unidos tendrá que escoger entre el revanchismo de seguir con el juicio a sabiendas del costo político, o pasar la página y concentrarse en lo que es realmente importante. En todo caso, el peor temor que es una reelección de Donald Trump, se resuelve con una buena administración de Joe Biden.

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