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Si por alguna razón sucediera una extinción masiva de la vida, tales como ya han sucedido en la historia natural de la Tierra, el lugar donde se ubica Santa Marta sería un gran candidato para su renacimiento, pues este abarca toda la gama biosistémica posible ligada a la variedad térmica: Santa Marta es probablemente la única ciudad en el mundo cuya zona de influencia posee todos los pisos térmicos, desde las nieves perpetuas de la Sierra Nevada hasta los corales submarinos del litoral. Visitando como era mi costumbre algunos resguardos indígenas alguna vez me contaban la historia del origen, ahí en las faldas de la Sierra Nevada, razón por la que no me resulta distante imaginar que sin duda un nuevo nacimiento tendría lugar allí.
No es casualidad que los pueblos indígenas que en ella han habitado desde su origen, los Koguis, Arhuacos, Wiwas, le llamen el corazón del mundo. Saben la importancia de ese lugar, de la tierra en la que descansaban los restos materiales de esa línea sanguínea ininterrumpida que los ligaba con sus ancestros anónimos, nuestros ancestros y ancestras, la cual se extendía incluso hasta el tiempo antes de nuestro tiempo. No puede ser casualidad y tampoco un hecho menor el poder mirar un interminable océano tan sólo girando el cuello en la dirección opuesta a la cual se divisaban, a la distancia, aquellos incomprensibles e inalcanzables picos nevados. Hoy no tan nevados, a causa del cambio climático.
A razón de esto, resulta un acierto sin precedentes en la historia de nuestro país el que, encabezando la cumbre de la Celac, el lugar elegido para la cita sea ese, el corazón del mundo. Por un lado, porque da muestra del abanderamiento político de carácter integracionista y participativo que el actual gobierno nacional ostenta en la región, y, por otro, porque es una evidencia de cómo se han entendido y resignificado los territorios e ideas ancestrales, resignificando la mezcla de culturas e incluyendo de manera material y simbólica en la conformación de la Nación a los pueblos del origen, indígenas y afros.
Pensar en la resignificación e inclusión de lo ancestral, es considerar modelos de pensamiento alternativos, con sus propias interpretaciones, preguntas y contestaciones. Es decir, que en últimas es pensar en modelos sociales y económicos alternativos, necesarios para retar a los sistemas hegemónicos intrínsecamente ligados al fetiche al capital, al patriarcalismo caduco y al supremacismo racial-cultural heredado de las ideas coloniales. Sigo insistiendo en que justo eso necesariamente es el modelo cooperativo y solidario. Un modelo económico alternativo conminado al Nosotras y al Nosotros, y no únicamente al Yo. La historia del cooperativismo en Colombia también habría que resignificarla, las memorias de la solidaridad, que emergen de historias aun no contadas acerca de lo que es realmente cooperar. Cooperativismo no es el club de pocos, que usan el modelo para ocultar esquemas económicos irregulares, Cooperativismo son los miles que cooperan y usan la ayuda mutua para mejorar la vida de esos miles, ejemplos abundan.
Es la oportunidad de que el mundo político, en especial el compuesto por los países latinos y caribeños, mire al territorio al mismo tiempo que el territorio los mira a ellos. Por tanto, es la oportunidad para que los modelos solidarios territoriales de éxito, que escriben la historia y las memorias de la economía solidaria, enunciándose como lo que han sido por decenas de años en lugares como estos: la única posibilidad de organización cívica-política y de estructuración de un tejido social funcional, sean visibilizados.
Porque donde no hay el suficiente Estado para hacer carreteras, y mucho menos hay un interés de explotación económica de tal grado como para que le resulte un incentivo a algún agente privado la construcción de esta, la cooperativa vecinal construye la placa huella, como ha sucedido en pequeños y rurales pueblos de todo el país. O, por poner otro ejemplo, el establecimiento de medios de transporte cooperativos para que los ancianos reclamen sus medicinas o para que los partos complicados tengan manera de ser trasladados y atendidos en el hospital de alguna cabecera municipal cercana, salvando la vida del recién nacido y de la madre al mismo tiempo, como el caso de lanchas comunales en pueblos palafitos de la Ciénaga Grande.
Eso pasa en el corazón del mundo: la post-economía, con carácter solidario y cooperativo, necesaria para que los históricamente excluidos mantengan y reproduzcan el activo más valioso conocido por la humanidad: la vida.
Es lo que el corazón del mundo, en su rol de sede, ha de aportar a las discusiones clave que tendrán lugar en el marco de la Celac.
Los que consideran que fue un error de María Claudia Lacouture invitar a Cepeda a una conversación con empresarios se equivocan. El propio expresidente Uribe se sentó con el presidente Gustavo Petro a tomar un café
Le quedan pocos meses a la administración actual y bien haría el presidente en asumir el liderazgo del gobierno y no permitir esas peleas entre funcionarios que acaban de empeorar