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Analistas 19/10/2017

Insta

María Fernanda Hernández
Experta en lujo internacional
Analista LR
La República Más

Mostramos al mundo lo que queremos ser, lo que anhelamos. Es como si nuestra existencia real hubiera tomado un segundo plano y lo que realmente es percibido de cada uno de nosotros es nuestra presencia digital, la imagen que posteamos y creamos. Porque cada uno de nosotros nos convertimos en autores, directores, editores y creadores de nuestra historia.

Instantes, instantáneo, instigador, instintivo, … todos términos que podríamos usar para la actual transformación de nuestras comunicaciones. Pero no, sólo basta uno y es Instagram. Esta plataforma ha abierto un mundo nuevo donde las imágenes hablan por nosotros. Este año se tomarán 1,2 trillones de fotos digitales, de las cuales 85% serán en teléfonos inteligentes. La comunicación a través de imágenes ha tomado una importancia sin precedentes.

La cultura de los selfies, tan cuestionada e incluso ridiculizada, es en realidad una evolución del autorretrato. Un autorretrato era hecho a conciencia con intención creativa o como un cuestionamiento de la existencia misma para los grandes artistas. Hoy en día es una herramienta social imprescindible que ha remplazado los mensajes escritos acerca de lo que estamos haciendo, pensando o sintiendo.

Una imagen vale más que 1.000 palabras… Cada imagen es una historia, entender el mensaje que cada una comunica es clave porque es entonces cuando una imagen puede convertirse en una causa, una reputación, un propósito o un posicionamiento en el caso de una marca.

No hay mejor ejemplo que Gucci, la marca de mayor crecimiento en el segmento del lujo personal con un impresionante 48% en el primer trimestre de este año y 39% en el segundo tras una transformación en los últimos dos años. La estrategia, dirigida por Alessandro Michele y basada de manera recurrente en excentricidad bohemia y apropiaciones culturales, ha sido el bastión, no solo para producto y tiendas, sino para las comunicaciones. La estrategia de mercadeo se ha centrado en redes sociales, Instagram en particular, donde su estilo y narrativa tuvieron un cambio de 180 grados. La misma creatividad de cada colección trasciende al contenido creado para esa red. Imágenes caprichosas, colaboraciones con artistas, secuencias de posts temáticos e incluso una exitosa campaña de memes han catapultado la reputación de la marca entre los jóvenes y su consumo.

Este escapismo digital ha creado una transparencia y una fluidez que están transformando la industria. Las semanas de la moda, antes eventos a puerta cerrada para unos pocos, son hoy accesibles en tiempo real. Este puesto en primera fila y tras bambalinas ha dado una voz a los consumidores que han exigido mejor trato para las modelos, han cuestionado los cánones de belleza e incluso han boicoteado plagios. Como resultado directo ha incrementado la inclusividad en pasarelas de modelos de diferentes tallas, género y raza. Se podría decir que se está modificando el concepto de belleza a uno más global, menos convencional. Incluso hay marcas que han modificado sus modelos de distribución para ofrecer disponibilidad inmediata de las prendas que muestran en pasarela. Al igual que las marcas, cada uno de nosotros está construyendo la reputación en redes, hay que construirla a conciencia, entender la audiencia a la que nos dirigimos. Somos lo que pretendemos ser, así que debemos pretender ser la mejor versión de nosotros mismos, ser coherentes con nuestra identidad, nuestras metas y nuestros principios, expresarlos en nuestra imagen personal.

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