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Analistas 28/04/2025

Tributo a la libertad

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

En tiempos de creciente polarización y amenazas a derechos fundamentales, el llamado de la tribu de Mario Vargas Llosa ofrece una reflexión oportuna sobre la libertad como esencia de la vida en sociedad y su defensa como principio irrenunciable. La lectura de este libro invita a pensar en cómo preservar nuestras libertades individuales en contextos donde se ven cada vez más vulneradas.

Como un homenaje personal al fallecido Nobel, leí en Semana Santa “El llamado de la tribu”, una obra que obliga a reflexionar sobre la libertad como parte esencial de la naturaleza social del ser humano, la influencia de las tradiciones y las culturas en la formación de nuestra identidad, y cómo, en un mundo cada vez más globalizado y digital, la necesidad de mantener un sentido de comunidad sigue siendo fundamental.

Con un estilo que combina un análisis profundo con una narrativa accesible, Vargas Llosa recuerda que “la libertad no es un don que se recibe, es una conquista que se gana y que hay que defender todos los días”, un principio que hoy cobra relevancia cuando se limita la libertad de emprender, de expresarse o de competir sin interferencias indebidas del poder.

Analiza a siete pensadores, entre ellos el escocés Adam Smith, considerado el padre de la economía moderna y máximo exponente en el renacimiento de las teorías sobre crecimiento económico, libre competencia, liberalismo y economía política. Al hacerlo, Vargas Llosa enfatiza que “la competencia es una expresión esencial de la libertad”, y que su supresión, bajo formas de intervencionismo estatal, impide que las personas escojan, innoven y progresen por mérito propio.

También a José Ortega y Gasset, a quien Vargas Llosa emula en sus conferencias y entrevistas para subrayar la importancia de una élite intelectual culta y reflexiva en lugar de una masa manipulable, una sociedad que valore la razón sobre la emoción política, a la crítica sobre la obediencia. Este llamado a la reflexión crítica se hace urgente en sociedades donde el populismo erosiona las bases del debate democrático y, con ello, debilita los pilares que sustentan las libertades individuales y económicas.

Resalta que “una sociedad libre es aquella donde las personas pueden escoger sus caminos vitales sin ser coaccionadas”, escribe, en un claro rechazo a las prácticas estatales que imponen modelos únicos, limitan la competencia o condicionan la iniciativa privada.

En un contexto actual de polarización e incertidumbre, como el que vive Colombia, esta reflexión adquiere mayor vigencia ante las amenazas crecientes a la libertad de empresa, de expresión y al principio de libre competencia. Cuando el Estado se convierte en árbitro y participante a la vez, se distorsiona el mercado y se ahoga la creatividad. Vargas Llosa advierte que “cada paso que aleja a una sociedad del mercado libre, la acerca al autoritarismo”.

La libertad, como expone Vargas Llosa, no es solo un valor abstracto, sino una condición esencial para que los individuos puedan avanzar y mejorar su calidad de vida. En un contexto donde las libertades individuales se enfrentan a amenazas crecientes, es imperativo asumir la responsabilidad de preservar y promover estos valores fundamentales, conscientes de que su pérdida compromete no solo nuestro presente, sino también el futuro de nuestras sociedades.

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