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Independiente de las circunstancias y los entornos, la política siempre toma un papel importante en las discusiones y hoy más que nunca es la variable que más influye en las tomas de decisión de las inversiones tanto a nivel nacional como internacional, pero el involucramiento y la relevancia de esta para los ciudadanos son casi nulos.
Cuando se habla de política se hace de forma displicente y peyorativa, nos acostumbrados a oír que es un ámbito movido por intereses egoístas, la corrupción, la confrontación ideológica, la desinformación, el odio y la calumnia. Independiente a lo anterior es el momento de ir más allá y preguntamos por qué es importante la política y por qué debemos participar de ella.
La política es la organización, dirección y administración de los asuntos públicos y del Estado, la ciencia y el arte de gobernar los intereses de una comunidad y sus organizadores, directores y administradores son elegidos por los gobernados para cumplir la voluntad general y no para obedecer a intereses particulares. Por lo tanto la política es esencial para el desarrollo, el bienestar y el direccionamiento de un país y la vida de cada ciudadano y no podemos ser ajenos a ello.
El ser humano es un ser político por naturaleza y generar acuerdos con acierto hace la diferencia. Por eso la indiferencia es tan peligrosa, ayuda poco y permite mucho. El filósofo español Fernando Savater, un referente importante del pensamiento político y la ética, afirma que la política no debe ser un simple escenario donde unos personajes, buenos o malos, actúan y otros desde sus butacos aplauden y abuchean.
Es necesario insistir en estos mensajes como una invitación a que subamos al escenario y cumplamos nuestra obligación de ser copartícipes de nuestro destino.
Ser político no es una ocupación reservada para unos pocos, es un deber ciudadano velar por una sociedad justa y equitativa.
El llamado es a que la política importe y seamos participes, recuperar los buenos liderazgos, establecer caminos consensuados que contribuyan al desarrollo, crear empleo, multiplicar y expandir las oportunidades, cambiar de actitud, contribuir a la construcción canales de confianza con acciones que comprometan a quienes transitan por la función pública y a los mismos ciudadanos, para aportar todos y defender todos la Constitución que garantiza la equidad y la justicia social.
Si no actuamos desde nuestro rol en la sociedad, entonces estaremos siendo parte del problema. Y hay muchas maneras de participar en el desarrollo de la política la cual no solo requiere paciencia y compromiso, unión y diálogo, ir más allá de actos esporádicos de heroísmo y protesta. Requiere, además, comunicarse y trabajar directamente con políticos y autoridades desde las regiones, haciendo uso de los derechos establecidos en la Constitución a través de acciones ciudadanas, peticiones, manifiestos, entre otras.
Ser ejemplo responsable que refleje valores y ética. Participar activamente en el debate público, luchar por el progreso, buscar soluciones constructivas.
La política importa y tenemos la responsabilidad de dignificarla y fortalecerla, empezando por fomentar la unión sin distinción, que sus beneficios lleguen muy lejos para todos y no a unos pocos. Pero solo con la participación de todos en la política será posible. ¡Hagamos política!