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Analistas 23/11/2022

La “darling” de Silicon Valley: FTX

Leticia Ossa Daza
Socia Directora Práctica LatAm Willkie Farr NY

Silicon Valley, en donde nacieron Apple, Facebook, Uber, Netflix, Google, es el paraíso para las startups; un ecosistema único y altamente competitivo caracterizado por el frenesí de ser y encontrar el próximo Facebook…
FTX, “la niña consentida” de Silicon Valley (plataforma digital de intermediación para la compraventa de criptomonedas), creada en 2019 por Sam Bankman-Fried a sus 30 años, se declaró en quiebra. A pesar de los tuits de Bankman-Fried tratando de tranquilizar al mercado, los problemas de liquidez de la compañía eran reales. El 2 noviembre, Alameda Research, una filial de FTX, reveló que sus reservas estaban basadas en FTT (su propia criptomoneda o token) y que no tenía ningún tipo de reserva en moneda. Los estrechos vínculos financieros entre las dos compañías generaron pánico en el mercado, y los reguladores estadounidenses (Cftc y SEC) iniciaron investigaciones cuestionando el manejo de fondos de los clientes de FTX.

¿Pero cómo una compañía valorada en US$$32.000 millones (con tan solo tres años de existencia) puede caer en desgracia en cuestión de días sin que sus inversionistas hayan visto venir su colapso? En 2021, FTX realizó varias rondas de inversión atrayendo US$1.900 millones y nuevos inversionistas. Conocidos fondos de inversión como Sequoia, Softbank, Tiger Global e inversionistas sofisticados como Ontario Teachers’ Pension Plan encabezan la lista de inversionistas.

Las rondas de inversión no estaban lideradas por un inversionista único, más por múltiples, lo que generaba poco margen de negociación respecto a los términos de la inversión (por ejemplo, lo típico es obtener participación en la junta directiva para poder supervisar el manejo de las compañías).
Hasta el verano de 2021, FTX solo contaba con un director: Bankman-Fried. Después de estas rondas de inversión, la compañía prometió nombrar a dos nuevos miembros de junta “independientes y altamente calificados” y nombró a un ejecutivo de FTX y a un abogado en Antigua que prestaba servicios legales a la compañía. Bajo las regulaciones financieras de la mayoría de países, estos miembros no calificarían como independientes por las relaciones económicas existentes con la compañía misma que se supone es su rol supervisar - FTX siendo una compañía registrada en las Bahamas estas condiciones no le fueron aplicables.

Es claro por los documentos presentados como parte del proceso de quiebra iniciado en Estados Unidos que, entre otros: fallaron los controles internos y de gestión de riesgos; no existían estados financieros auditados; las transacciones entre entidades relacionadas, es decir entre FTX y Alameda Research carecieron de revisión (por ejemplo, se realizaron préstamos entre las dos entidades). Esta caída, ha cuestionado el proceso de diligencia que los inversionistas de FTX realizaron y la falta de protecciones que típicamente se negocian en este tipo de inversiones, como la falta de una junta directiva sólida e independiente. Tal vez, el famoso síndrome del “Fomo” (miedo a perderse de algo) lleva en ocasiones a tomar decisiones de inversión precipitadas o a mirar con ligereza temas de debida diligencia o de gobierno corporativo que son claves para la buena salud de las empresas.

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