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Analistas 01/05/2023

Una reforma laboral con nosotras

Juliana Morad Acero
Directora - Observatorio Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana

*Coautor: Mauricio Salazar, Profesor Observatorio Fiscal

En el día del trabajador es importante conmemorar los logros obtenidos por las mujeres en el mercado laboral, pero también es fundamental visibilizar los problemas que aún padecen en su día a día. A pesar de los avances, la brecha salarial, el trabajo de cuidado no remunerado, los techos de cristal, los suelos pegajosos y que la informalidad sea la opción que permite un horario más flexible siguen siendo una realidad para muchas mujeres. No se trata de buscar culpables, sino de analizar críticamente las condiciones que han permitido que esto ocurra y proponer medidas que puedan contribuir a mejorar la situación. Es necesario continuar trabajando en la eliminación de las barreras que impiden la igualdad de oportunidades en el mercado laboral, para que todas las mujeres, sin importar su género, filiación política o raza, puedan acceder a trabajos dignos y bien remunerados. A menudo, reivindicar los derechos, en esto caso laborales, de una parte que ha estado en desventaja, resulta e nmejoras para toda la población.

Los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (Geih) para 2022 muestran inequidad salarial entre hombres y mujeres en Colombia. Mientras en el mercado laboral formal estás diferencias no son tan grandes, en el mercado informal las mujeres ganan dos tercios de lo que ganan los hombres. Por otro lado, los datos de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (Enut) para 2020-21 muestran que, en su conjunto, las mujeres son las que usan una mayor proporción de su tiempo en trabajo no remunerado (labores de cuidado dentro de los hogares). Esta situación hace que las mujeres que trabajan dedican menos horas al trabajo remunerado. También se ve reflejada en la baja participación de las mujeres en el mercado laboral (por ende, menos mujeres en Colombia trabajan relativo a los hombres) y en su menor cotización al sistema de pensiones en comparación con los hombres.

Para las mujeres, los trabajos informales son los que hoy por hoy permiten compatibilizar labores de cuidado con tener un trabajo, pero mal remunerado. Los datos de la Enut muestran que, entre los trabajadores y trabajadoras, las mujeres con trabajos informales son las que emplean mayor proporción de su tiempo a actividades domésticas, especialmente las mujeres casadas. Y, dado que los empleos informales son los que peor remuneración salarial ofrecen, la estructura productiva colombiana le ofrece precarias condiciones a las mujeres cuidadoras que, por diferentes razones, tienen que buscar un empleo.

Como consecuencia de la informalidad laboral y de la menor participación laboral, menos mujeres en Colombia reciben pensiones por vejez que los hombres. Esto se debe, en gran medida, al actual sistema pensional, que está estructurado para que las personas accedan a una pensión después de haber cotizado durante un mínimo de 1.150 semanas (en el régimen de ahorro individual) o 1.300 semanas (en el régimen de prima media), lo que equivale a unos 22 o 26 años de trabajo. Para muchas mujeres, alcanzar estos periodos puede haber sido más difícil debido a las interrupciones en la cotización por su rol de cuidado o porque el sistema pensional por mucho tiempo impidió la cotización por trabajos a tiempo parcial con ingresos incluso inferiores al salario mínimo.

Adicionalmente, como consecuencia de las inequidades salariales, las pocas mujeres que logran cumplir los requisitos semanales obtienen pensiones menores que las de los hombres. Esto es una implicación directa, a menores salarios, menores cotizaciones y, por consiguiente, menores pensiones. Este efecto se ve reforzado porque las mujeres se pensionan antes que los hombres y viven aproximadamente dos años más: el ahorro pensional debe financiar más años de vida.

La participación de las mujeres en los lugares de toma de decisión es un tema que también requiere atención en el mercado laboral. Detrás de este existen estereotipos frecuentes que alejan a las mujeres de la imagen de líderes. Estos estereotipos se relacionan con la idea de que las mujeres deben tener buena letra, estar asociadas con actividades más asistenciales que de toma de decisión, ser sensibles y no tener las habilidades requeridas para liderar, así como también la idea de que no es posible ser una buena madre y tener éxito laboral al mismo tiempo. Además, la falta de referentes de mujeres en roles de liderazgo en algunos sectores es también un obstáculo para su participación en la toma de decisiones.

Es importante considerar el papel de las leyes en la lucha por la igualdad de oportunidades para las mujeres en el mercado laboral. Las normas pueden facilitar y posibilitar cambios, aunque no son la única herramienta disponible para abordar la problemática. Es fundamental analizar las reformas que se están adelantando en este contexto y tener la conciencia sobre los lugares donde aún se requiere un esfuerzo mayor o diferente frente a las mujeres. La reforma laboral, por ejemplo, es una de las reformas en discusión en la actualidad. Es importante reconocer que hay varios aspectos en esta reforma que podrían mejorar las desventajosas situaciones en las que se encuentran las mujeres en el mercado laboral, como lo son la brecha salarial, el trabajo no remunerado de cuidado, la informalidad y la participación en el mercado laboral y la cotización al sistema de pensiones.

La reforma laboral del Gobierno Nacional introduce importantes cambios, entre ellos el incremento de la licencia de paternidad a 12 semanas. Actualmente, la licencia de paternidad es de dos semanas, con la posibilidad de aumentarla a cinco semanas en caso de una disminución en el desempleo. Este cambio es importante, ya que ataca el desincentivo que puede implicar para los empleadores la contratación de mujeres jóvenes en edad fértil, quienes, al quedar embarazadas, deben recibir la licencia de maternidad y ser reemplazadas por alguien más, generando costos adicionales. Además, estos efectos permanecen en el tiempo, al terminar la etapa fértil las mujer habrán acumulado menos experiencia laboral formal, lo que las deja en desventaja al momento de negociar salarios.

Es cierto que este aumento en la licencia de paternidad puede implicar un costo mayor para los empleadores. Sin embargo, no podemos ignorar el avance significativo que esto representa en términos de mejora de las condiciones laborales para las mujeres. Una solución que podríamos proponer para minimizar este impacto negativo en el empleo y la formalidad es vincular el aumento de la licencia de paternidad con una disminución en las tasas de desempleo e informalidad. Esta propuesta ha sido sugerida desde los Observatorios Laboral y Fiscal de la Universidad Javeriana.

Además, la reforma presentada por el Gobierno Nacional también establece la obligación de registrar los contratos de trabajo de las trabajadoras del servicio doméstico. Esta medida podría tener un impacto positivo en la formalidad de un sector altamente feminizado en el que aún se evidencian condiciones laborales precarias, informalidad y vulneración de derechos laborales y humanos. Es importante destacar que estas situaciones son un rezago de prácticas esclavistas que históricamente han afectado al servicio doméstico, por lo que cualquier medida que fomente la formalidad y la protección laboral de estas trabajadoras es bienvenida.

Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer, especialmente en cuanto a la formalización en términos de cotización pensional. Como mencionamos anteriormente, las mujeres son las que menos cotizan al sistema pensional debido a su trabajo a tiempo parcial y a los roles de cuidado que asumen en sus hogares. Desde los Observatorios Laboral y Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana, se sugiere que una legislación que permita la cotización a pensiones basada en los ingresos reales y no limitada a una unidad de medida mínima, con la posibilidad de que se traduzca en semanas cotizadas, podría ampliar la cobertura de mujeres que trabajan por horas o por días al sistema pensional. Por supuesto, esto debe ser acompañado por una reforma pensional, afortunadamente, la reciente propuesta de reforma pensional abre la posibilidad de cotización por días y una cobertura para quienes no alcanzan a cotizar 22 o 26 años, a través del pilar semicontributivo.

Es necesario trabajar en la nivelación salarial y aumentar la participación de las mujeres en puestos de toma de decisiones, tanto en el sector empresarial como sindical, donde actualmente su presencia es limitada.

Con el fin de lograr estas metas, en la propuesta académica que elaboramos en los Observatorios Laboral y Fiscal de la Javeriana, hemos sugerido la creación de sistemas de información públicos que garanticen la protección de datos personales y que incluyan información sobre salarios y participación de las mujeres en los lugares de toma de decisiones. Además, proponemos la creación de programas de reconocimiento y premiación para empresas que superen las brechas salariales y promuevan la participación de las mujeres en lugares de toma de decisiones, tanto en grandes como en pequeñas empresas. De esta forma, se incentivará a las empresas a adoptar prácticas laborales más equitativas y se creará una cultura de igualdad de género en el ámbito empresarial.

A pesar de celebrar los avances del proyecto de reforma, es importante tener en cuenta que aún quedan puntos por mejorar para brindar a las trabajadoras mejores medios que protejan, reconozcan y dignifiquen a ellas, a sus familias y a los diversos roles que ellas cumplen en la sociedad. Una reforma laboral sin nosotras no será una reforma laboral real.

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