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Analistas 19/03/2021

El fracaso apesta, pero enseña

Juan Carlos Zuleta Acevedo
Consultor en Emprendimiento e Innovación

“Failure sucks but instructs”. Así de explícito es el eslogan del Instituto del Fracaso, The Failure Institute, una empresa social dedicada a estudiar por qué fracasan las organizaciones, pues considera que el fracaso es una fuente importantísima de conocimiento que ayuda a tomar mejores decisiones en el futuro.

Casi toda la literatura que existe sobre emprendimiento y desarrollo empresarial está centrada en el análisis de casos emblemáticos de éxito: empresas que comenzaron pequeñas y que hoy son famosas multinacionales. Por el contrario, muy pocas veces se cuentan las historias de los fracasos, que pueden ser incluso más valiosas e interesantes porque no hay nada más formativo que aprender de los errores propios y ajenos.

¿Por qué fracasan los emprendimientos en Colombia? Un estudio reciente del Instituto del Fracaso determinó las tres principales causas de por qué los emprendimientos en nuestro país no prosperan: los ingresos generados no son suficientes para subsistir, los imprevistos en la ejecución del plan de negocio y los problemas de financiamiento.

Al emprendedor casi siempre le gana el optimismo a la hora de planear y al final termina estrellándose de frente contra la realidad. Precisamente esto es lo que demuestran las causas de fracaso: los ingresos y el retorno sobre la inversión esperados siempre tardan en llegar -o incluso nunca se logran- y el emprendedor se ve obligado a cerrar su empresa y a buscar empleo nuevamente para garantizar un ingreso que le permita cubrir sus gastos.

El plan de negocios debe incluir un análisis de sensibilidad frente a diferentes escenarios posibles, donde juega un papel clave el escenario pesimista. En la configuración de este escenario es importante que el emprendedor se cuestione sinceramente sobre los hechos que nunca quisiera que ocurrieran, o mejor, sobre aquellas situaciones que llevarían su naciente empresa al fracaso: ¿Y si hay otra pandemia? ¿Si vuelven las cuarentenas? ¿Si no compran el producto o servicio? ¿Qué pasa si la competencia responde? ¿Si sube/baja el dólar? ¿Si hay huelga de transportadores? ¿Si surgen problemas de calidad? ¿Si el banco no aprueba el crédito? ¿Si cambia la normativa laboral? ¿Si hay una nueva reforma tributaria?

En el mundo del emprendimiento no existen los manuales con fórmulas prefabricadas que recomiendan qué hacer cuando surgen los imprevistos. La tarea del emprendedor consiste en identificar muy bien cuáles son las peores amenazas que harían fracasar su empresa y utilizar toda su capacidad creativa para diseñar posibles planes de acción que le permitan sortearlas. Algunas veces, no podrá hacer nada y tendrá que aguantar el chaparrón como mejor pueda; otras veces, resistirá y saldrá fortalecido.

A nadie le gusta fracasar, pero es inevitable no hacerlo. Lo importante es aprender y continuar. Sabiamente lo dijo Winston Churchill: “El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.

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