Vender Ecopetrol

Nuestra sociedad enfrenta, en estos momentos, un inmenso reto consistente en efectuar una efectiva gestión del cambio climático, esto no es un juego, está en riesgo la supervivencia de nuestra especie. Por esto, es realmente importante adelantar la transición energética que tanto reclama la sociedad.

En Colombia los esfuerzos y avances son absolutamente importantes y merecen un gran reconocimiento. Este año se espera llegar a 2400 megavatios de energías renovables, cuando en 2018 solo se producían alrededor de 40. Al mismo tiempo, se debe diversificar la economía y disminuir su dependencia del sector extractivo, aprovechando al máximo los recursos que hoy tenemos y utilizar los mismos para financiar energías alternativas y sectores que en un futuro puedan remplazar las cuantiosas rentas que este sector representa.

El discurso que se oye de todos los candidatos es que debemos profundizar esa transición y que el país si bien no es un gran agente contaminante a nivel mundial, puede hacer esfuerzos adicionales para contribuir en este propósito. Pues bien, una propuesta agresiva para acelerar este objetivo consiste en que el gobierno Nacional venda parte o la totalidad de Ecopetrol.

Hoy el Gobierno es dueño de 89% de la compañía valorada en cerca de los $130 billones, es decir que el Gobierno tiene un activo cercano a $115 billones. Si se quisiera mantener la mayoría en cabeza del Estado, los recursos para financiar la transición energética y productiva serían cercanos a $50 billones. Recordemos que hoy el presupuesto de inversión es de casi $70 billones, de los cuales máximo 40% se destinan a real inversión o formación bruta de capital, el resto se destinan a subsidios y programas sociales.

Se puede mantener la mayoría accionaria de la empresa y tener control, pero invertir los demás recursos en adaptarnos al cambio climático, acelerar la transición energética y dotar de recursos a sectores que puedan impulsar un crecimiento sostenido de nuestra economía y adicionalmente, prepararnos para sustituir los ingresos provenientes del petróleo por otros sectores, es una decisión responsable que se debe tomar ya. No podemos esperar a que Ecopetrol no tenga ese valor para financiar sus sustitutos. No se puede esperar a que las reservas disminuyan, a que los mercados empiecen a estrecharse a que la volatilidad de su precio lo lleve a valores irrisorios. Es hoy, cuando vemos un precio del barril de crudo cercano a US$95, que debemos sacarle el mayor valor a la compañía.

Se puede estar hablando de adelantar las utilidades de los próximos 10 o 15 años que Ecopetrol le deja a la Nación para invertirlos en el próximo cuatrienio, no en subsidios, no en programas sociales, sino en desarrollar la infraestructura que el país necesita para obtener competitividad en todos nuestros sectores productivos.

Ahí estarían los recursos para que nuestros puertos puedan recibir los grandes barcos que hoy existen, para hacer las vías que conecten al país, las regiones y los centros de producción, para lograr la conectividad física y de internet que lleve desarrollo a las personas, para hacer la transformación de nuestras industrias a una producción limpia y eficiente, hacer de nuestra matriz energética una aún mas limpia, evitar los riesgos climáticos y educar a nuestros jóvenes con un enfoque en esos sectores con el propósito de desarrollar las competencias que requieren para su enganche a la vida laboral.

Las finanzas del Estado no se verán afectadas puesto que las regalías seguirán llegando y las utilidades que no se perciban dentro de 15 años serán remplazadas por el crecimiento que el país haya generado producto de la inversión. Adicionalmente, hoy no tenemos certeza de las utilidades que pueda dejarnos la compañía dentro de 15 años, ya que, si la transición energética se acelera, puede que la joya de la corona se este marchitando en ese momento. Que tal si se vende la totalidad de las acciones. Se harían milagros.