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Analistas 10/02/2024

La infraestructura de Piñera

José Joaquín Ortiz García
Presidente de Joyco

En el panorama político de América Latina, la figura de Sebastián Piñera ha sido emblemática, especialmente en el ámbito de la infraestructura. Durante sus mandatos como presidente de Chile, Piñera impulsó significativos avances en el desarrollo y modernización de la infraestructura del país, dejando un legado que puede servir de inspiración y guía para naciones de la región, como Colombia.

En las administraciones del presidente Piñera, que abarcaron dos periodos no consecutivos (2010-2014 y 2018-2022), se tomaron diversas decisiones relacionadas con la infraestructura en Chile. Estas decisiones resultaron en inversiones significativas en proyectos de transporte, energía, agua y telecomunicaciones, así como en la construcción de infraestructura educativa y de salud.

Doce días antes de asumir su primer gobierno, Chile sufrió las consecuencias del segundo sismo más fuerte en la historia del país (el octavo más fuerte registrado por la humanidad), seguido de un tsunami asociado al movimiento sísmico que impactó las localidades costeras. Más de la mitad del país quedó con daños por la destrucción de escuelas, hospitales, puentes, aeropuertos y otras obras de infraestructura. Piñera se hizo cargo de la reconstrucción del país, además de cumplir con su programa de Gobierno.

Ya para su segundo gobierno, en palabras de Piñera en diálogo con la Cámara Chilena de la Construcción, recalcaba que “tenemos que recuperar la capacidad de invertir, porque es fundamental para poder crecer y el crecimiento es fundamental para generar empleo, mejorar los salarios, crear oportunidades y financiar en forma sana el gasto público”.

Para entonces, el país enfrentaba brechas significativas en inversión en infraestructura pública, con apenas un 3,5% del PIB dedicado a este fin, distante de 5% promedio de la Ocde. A nivel de competitividad, ocupaban la posición 44 a nivel mundial en infraestructura, a pesar de liderar en la región.

Es así como inició su gobierno con un ambicioso plan de inversiones, cuya meta era alcanzar US$2.000 millones al año en materia de concesiones. Entre las características del plan estaba la adecuación de la infraestructura a las nuevas tecnologías, usando más eficientemente la infraestructura existente, pero enfocado en cumplir con la labor social que se centrara en mejorar la conectividad e impulsar la calidad de vida.

Su plan incluyó, por ejemplo, la visión de evolucionar el sistema de transporte público del país mediante la construcción de 130 kilómetros más de Metro. Para enfrentar la crisis climática, se aceleró el proceso de descarbonización de la matriz energética, reemplazando el carbón por energías limpias y renovables, promoviendo la energía del sol, del viento y del hidrógeno verde.

Sus programas de infraestructura incluyeron la Nueva Ruta 5 para el Siglo XXI, con una extensión de 1.500 kilómetros de carreteras de nueva generación, Chile sin Barreras, que buscaba la eliminación progresiva de peajes y evaluación de un sistema de facturación única para autopistas, el desarrollo de carreteras y trenes urbanos e interurbanos, la modernización de la red de caminos rurales, la finalización de obras importantes como la Carretera Austral y estudios para nuevas rutas, la modernización de la red de aeropuertos, la mejora de la eficiencia y competitividad de los puertos chilenos, el fortalecimiento de la infraestructura digital del país y la modernización del Ministerio de Obras Públicas. Para este último, se buscó una mejora en la planificación, gestión y transparencia de proyectos de infraestructura, junto con el apoyo a los municipios y optimización de sistemas de resolución de controversias.

La filosofía detrás de las decisiones de Sebastián Piñera en infraestructura se centra en la importancia de la inversión para el crecimiento económico y la generación de empleo. Su enfoque se basa en la modernización y adecuación de la infraestructura a las necesidades actuales, priorizando la conectividad y la calidad de vida de los ciudadanos. Ejemplos como la expansión del Metro y la transición hacia energías limpias, demuestran su compromiso con el desarrollo sostenible. Países como Colombia pueden encontrar inspiración en la visión integral de Piñera para abordar los desafíos de infraestructura, sin que ello implique una crítica al gobierno actual.<

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