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Analistas 25/08/2022

Mensaje de urgencia

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

El proyecto de ley de reforma tributaria fue radicado con mensaje de urgencia, lo que implica que las comisiones económicas de Senado y Cámara sesionarán de forma conjunta y la discusión del articulado será expedito. Desde este espacio advertí hace un par de semanas, recién conocido el articulado del proyecto, de varios de sus inconvenientes, en particular de los desincentivos a la inversión y al ahorro. En varios escenarios se ha transmitido un mensaje similar y el Ministro de Hacienda ha acogido las críticas con un tono conciliador, lo cual supone que, a pesar del corto tiempo esperado para el trámite, se introduzcan los correctivos necesarios.

Uno de los puntos más críticos tiene que ver con los dividendos y las ganancias ocasionales. Dado que la reforma busca unificar todo tipo de rentas en una única cédula tributaria, los dividendos y los ingresos asociados a las ganancias ocasionales quedarán sujetos a tarifas marginales, que en los casos de los ingresos más altos tributan a una tasa de 39%. El problema con este esquema progresivo es que la tributación a las empresas formales en Colombia es de las más altas del mundo, así que, de aplicarse tarifas marginales a los dividendos y a las ganancias de capital, terminaríamos con unas tasas efectivas de tributación inusualmente altas para los proyectos de inversión, afectando de manera muy adversa el mercado de capitales del país, el empleo formal y el crecimiento económico.

Adicionalmente, la imposibilidad de diferir el impuesto de ganancia ocasional en la venta de vivienda generaría una rotación bajísima en los inventarios al desincentivar, de tajo, la compraventa inmobiliaria no VIS en las principales ciudades.

Uno de los principales problemas en el diagnóstico que motiva un esquema de tasas marginales progresivas es la falta de claridad de la naturaleza de las ganancias ocasiones hoy reportadas. Sabemos que las familias con mayores ingresos del país reciben rentas por este concepto en una mayor proporción que el declarante de renta promedio, pero deberíamos contar con una desagregación más precisa, para entender con mayor precisión el origen de dichas rentas. Buscar una tarifa más alta de dividendos y ganancias ocasionales, pero en un punto medio, de 15%, con el fin de estudiar con más detalle el posible efecto sobre la inversión y con un análisis más detallado del origen de dichas rentas, puede ser un primer paso en la dirección que busca el Gobierno, de aumentar la progresividad, sin un sacrificio en recaudo muy alto, y con el beneficio de no arriesgar los proyectos de inversión en un momento donde los empresarios están experimentando unos costos de financiamiento mucho más altos.

Por otro lado, la reforma, que deja a los asalariados profesionales con tasas de tributación mucho más altas, en un país con una baja provisión de bienes públicos, debería modular la reducción significativa en descuentos para acomodar incentivos al ahorro y a la educación familiar, más si se tiene en cuenta que en Colombia los impuestos se circunscriben a los ingresos personales y no por hogar.

Esperemos que, de la urgencia, no quede el cansancio. Más vale discutir estos temas ampliamente, que lamentarnos en un par de años. Una mala reforma, que distorsione los incentivos a invertir y ahorrar, y por ende comprometa el crecimiento y el empleo formal, iría en contravía de generar una sociedad más próspera y justa.

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