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Analistas 24/08/2023

Desaceleración

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

La semana pasada, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, publicó las cifras de crecimiento económico correspondientes al segundo trimestre de este año. Muchos analistas ya anticipaban cifras menos alentadoras, y efectivamente, los resultados confirmaron la expectativa de una economía en desaceleración. El Producto Interno Bruto, que mide el valor total de producción del país, mostró un incremento casi nulo de 0,3% durante el segundo trimestre de 2023 en comparación con el mismo período del año pasado. Frente al primer trimestre, la economía tuvo una caída de casi 1%.

Son varias las fuentes de preocupación frente a estas cifras. La primera tiene que ver con la contracción de la inversión del país. El rubro de formación bruta de capital fijo, que recoge la inversión pública y privada en maquinaria y equipo, edificaciones y obras civiles, entre otros, tuvo una caída anual cercana a 8%. La inversión como proporción del PIB cayó a un nivel de 17%, muy por debajo de los niveles cercanos a 25% observados hace 10 años. Esta caída es un mal augurio, en la medida que sin proyectos de inversión será retador volver a tasas de crecimiento superiores a 3%.

El alza en las tasas de interés por parte del Banco de la República explica en parte la menor dinámica de la inversión. Pero el incremento del costo del uso del capital no solo obedece a esta postura monetaria más restrictiva. Los efectos de la reforma tributaria sobre el sector productivo, al elevar las tasas impositivas efectivas, y el aumento de la prima de riesgo del país, asociado a la incertidumbre por la agenda de reformas económicas, ayudan también a dar cuenta de la desaceleración de la inversión privada. Por el lado de la inversión pública, la baja ejecución del presupuesto en lo corrido del año, sumado al lento relevo de nuevos proyectos de infraestructura, se conjugan a la hora de entender este menor dinamismo.

Un segundo motivo de preocupación frente a las cifras de crecimiento tiene que ver con la contracción de varios sectores productivos claves para la generación de empleo. El comercio, la industria y la construcción mostraron cifras negativas, con caídas anuales superiores a 3%. Con contadas excepciones, la mayoría de los sectores muestran señales de desaceleración.

En cuanto al gasto de las familias, también se evidencia una reducción en línea con la desaceleración económica y las altas tasas de interés. El gasto en bienes ha disminuido durante tres trimestres consecutivos, en particular en la categoría de bienes durables, como vehículos y electrodomésticos. A pesar de ello, en términos acumulados, el consumo aún muestra una cifra positiva en comparación con los niveles previos a la pandemia. Vale la pena mencionar la recomposición de gasto pospandemia, donde los hogares en Colombia están asignando una proporción mayor a servicios, como entretenimiento y comunicaciones, en detrimento de consumo de bienes como vestimenta y mobiliario.

Las cifras preliminares de julio sugieren que la mala racha de la economía durante el segundo trimestre se extenderá en alguna medida hacia tercero. Es probable que la cifra de crecimiento anual durante el tercer trimestre sea negativa. Hacia final del año, la reciente apreciación del peso y las expectativas del inicio del ciclo de recorte de tasas de interés puede generar un efecto positivo en el sentimiento de los consumidores, y un cambio en la actual tendencia.

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