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ANALISTAS 04/05/2024

Creatividad gota a gota

Natalia Zuleta
Escritora y speaker
Natalia Zuleta

Los recientes sucesos del agua en Bogotá y en muchas regiones del país son la prueba más vehemente de lo que nos espera en un futuro de crisis climática. La escasez a la que nos hemos enfrentado se presenta como un gran desafío de la actualidad para muchas comunidades no sólo en Colombia sino en el mundo. En lo personal más que un mensaje apocalíptico sutil ha significado un alto en el camino para revisar los hábitos cotidianos en mi hogar y en mi entorno de trabajo.

Mas allá de la incomodidad que nos ha ocasionado el racionamiento tenemos una responsabilidad de entender las causas y asumir responsabilidades individuales y colectivas para poder visualizar un futuro sostenible. Según los datos proporcionados por el Acueducto de Bogotá, el volumen de agua consumida en el primer trimestre de 2024 ha aumentado en comparación con el año anterior y esto sumado a un fenómeno del niño inusual se han convertido en una bomba de tiempo para nuestra ciudad y sus municipios aledaños. Esta mayor demanda ha llevado a la distribución diaria de 86 millones de litros adicionales para satisfacer las necesidades de la población. Una ciudad como Bogotá que cuenta cada vez con más habitantes y menos recursos debe prepararse para afrontar de manera acelerada desafíos sostenibles inminentes.

Por mi parte decido ver este desafío como una oportunidad para cambiar hábitos y encontrar soluciones creativas desde lo personal y lo colectivo. La escasez y los espacios vacíos son con frecuencia un llamado a la creatividad. La crisis climática nos insta a quitarnos la venda de los ojos para enterarnos del impacto negativo que hemos causado al planeta y ver nuestra responsabilidad en solucionarlo.

Los embalses vacíos son un síntoma de una enfermedad crónica que se hace más y más notoria a medida que el tiempo transcurre en una especie de cuenta regresiva. El tiempo pasa a una velocidad inversamente proporcional a nuestra capacidad de idear soluciones y cambiar hábitos. Nuestra realidad nos habla cada vez con más contundencia y claridad. El no tener agua cuando la necesitamos en los rituales más sencillos o las necesidades más significativas, el salir a tomar un café a nuestro lugar favorito y encontrar que en medio del racionamiento no nos pueden servir un capuchino en situaciones verdaderamente complejas como la salubridad.

Según el Acueducto una persona en la ducha se gasta unos 26,31 litros de agua. Esto quiere decir que en un hogar promedio en el que convive una familia de tres personas, el gasto sólo de bañarse a diario es de casi 100 litros de agua. Este es un indicador alarmante si empezamos a pensar que esta es solo una de las actividades que requieren agua cada día. A simple vista la solución está en bañarse por menos tiempo sin embargo esto requiere el cambio de un hábito íntimamente arraigado en nuestras rutinas cotidianos. Como en la mayoría de desafíos sostenibles todo estará en nuestras manos, pero esta no es una cuestión de cuando abrir la llave sino cuando cerrarla. Algo tan sencillo requiere re-educación desde la creatividad para ofrecer soluciones sencillas y funcionales a problemas comunes.

Les comparto una pequeña solución creativa que en mi casa ha causado una revolución: un reloj de arena suministrado por el colegio de mis hijos y que al pegarse en la ducha con una chupa nos ayuda a controlar el tiempo del baño en cuatro minutos. Este es el tiempo razonable para hacer un consumo de agua prudente independientemente de los momentos de escasez.

La tierra tiene sed y se está haciendo escuchar. Los cambios climáticos que cada vez se hacen más evidentes en fenómenos extremos como sequías, inundaciones y tormentas entre otros, nos hablan de la necesidad de hacer las cosas de manera diferente. El re pensarnos desde una perspectiva más sostenible es una tarea de todos, Bogotá nos llama a hacerlo desde nuestros propios hogares y tenemos todos la capacidad de proponer soluciones creativas. Propongo empezar por una pregunta poderosa ¿Qué pasaría si no tuviéramos agua en nuestras casas? Sin duda alguna un momento para recapacitar, cambiar e innovar en pro de nuestra Madre Tierra.

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