Carnaval de Negros y Blancos celebra 100 años del Corso de Flores con edición emotiva

La próxima edición del Carnaval de Negros y Blancos será entre el 2 y el 7 de enero y se proyecta como una de las más significativas de su historia reciente. En 2026, la fiesta mayor de Pasto conmemorará los 100 años del Corso de Flores, un hito que no solo dio origen al desfile como epicentro del Carnaval, sino que consolidó una manera colectiva de habitar la fiesta y de construir identidad. Más que una celebración conmemorativa, el centenario se plantea como un ejercicio de memoria y responsabilidad hacia el futuro de este patrimonio vivo.

“La conmemoración de los 100 años del Corso de Flores no es solo una fecha simbólica; es una invitación a preguntarnos cuál es nuestro rol ciudadano después de un siglo de Carnaval y cómo nuestras acciones garantizarán su permanencia”, señala Andrés Jaramillo, gerente de Corpocarnaval, al explicar el enfoque que atraviesa la programación de este año. Desde Corpocarnaval, el aniversario se entiende como una oportunidad para recuperar el respeto en el juego y resignificar los orígenes de la celebración.

El homenaje al Corso de Flores se reflejará en distintos momentos del Carnaval. El Desfile de la Familia Castañeda, por ejemplo, estará articulado alrededor de la memoria de este primer gesto colectivo, mientras que numerosos artistas del Gran Desfile del 6 de Enero rendirán tributo a este acontecimiento desde sus lenguajes creativos. “Mirar al pasado no debe quedarse solo en la celebración; debe servir para revisar de dónde venimos y proyectar con responsabilidad hacia dónde queremos ir”, enfatiza Jaramillo.

Ese diálogo entre memoria y presente se expresa también en la forma como el Carnaval equilibra tradición e innovación. La tradición se mantiene viva en los talleres familiares, en los semilleros donde participan varias generaciones y en las comparsas barriales que involucran a vecinos y amigos. Al mismo tiempo, la innovación se incorpora mediante nuevas tecnologías, estrategias de comunicación y formas de acercarse tanto a la comunidad local como a los visitantes.

“Nuestro Carnaval es un patrimonio vivo que se transforma constantemente; no hay un abismo entre tradición e innovación, ambas pueden caminar juntas”, explica el gerente de Corpocarnaval, en referencia al Plan Especial de Salvaguardia, que define los límites y aquello que debe protegerse.

Hay, sin embargo, prácticas que permanecen intactas. El “juego caricia”, una de las expresiones más emblemáticas del Carnaval, sigue siendo intocable. “Por más que cambien las formas artísticas, ese gesto sencillo de pedir una pintica mantiene viva la esencia del Carnaval”, subraya Jaramillo, destacando la importancia de conservar aquellos rituales que sostienen el espíritu de la fiesta.

En términos logísticos, la Senda del Carnaval se mantiene sin modificaciones en su recorrido general, consolidando una ruta ya apropiada por artistas y público. Solo se han dispuesto ajustes puntuales en algunos puntos de salida, como en el Carnavalito, que iniciará en el Parque Ambiental Rumipamba y finalizará en el Estadio Departamental Libertad. El resto de los desfiles conservará la senda tradicional.

Los artistas locales continúan siendo el eje central de la programación. Todas las tarimas de la Rumba Carnavalera son de acceso gratuito y priorizan el talento regional, que pasa por procesos de acreditación, audiciones y selección. De manera paralela, las comunidades participan activamente desde el Pre Carnaval, el 28 de diciembre, con actividades en barrios, comunas y corregimientos, y el 5 de enero, durante el Juego de Negros, cuando la ciudad se convierte en un gran escenario comunitario.

La ciudad también se prepara para recibir a miles de visitantes nacionales e internacionales. Se espera igualar o superar la asistencia cercana a las 200.000 personas registrada en la edición anterior, con una movilización económica estimada nuevamente en $1,2 billones, que impacta sectores como hotelería, gastronomía, transporte y comercio informal. “El Carnaval no solo beneficia a los artistas; su impacto se extiende a toda la ciudad y a múltiples sectores económicos”, afirma Jaramillo.

En materia de seguridad, movilidad y sostenibilidad, se han reforzado las estrategias interinstitucionales. Habrá acompañamiento permanente de las autoridades para garantizar condiciones óptimas durante los desfiles, mientras que en el componente ambiental se fortalecen acciones de protección del arbolado urbano, reducción de impactos y reciclaje, en alianza con programas de economía circular que facilitan el trabajo de los recicladores.

Entre las nuevas apuestas destaca el fortalecimiento de los procesos de Responsabilidad Social Empresarial. Un ejemplo es el Taller de Confección, desarrollado junto al Sena, que elaborará la indumentaria de cerca de 400 periodistas oficiales del Carnaval. “La idea es que estos semilleros no se queden en una acción puntual, sino que se proyecten como oportunidades reales de sostenibilidad económica, especialmente para madres cabeza de familia”, explica el gerente de Corpocarnaval.

Con los aprendizajes de la edición anterior y la mirada puesta en el centenario del Corso de Flores, el Carnaval de Negros y Blancos se prepara para reafirmar su potencia cultural, social y económica. La celebración de 2026 no solo honra un siglo de historia, sino que plantea un compromiso colectivo: cuidar, respetar y proyectar este patrimonio vivo para las generaciones que vendrán.