MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
A lo largo del Siglo XX ocurrieron ciertos eventos puntuales que cambiaron la historia de la humanidad para siempre. Un ejemplo simbólico fue la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 que tuvo consecuencias definitivas en los años posteriores cuando terminó por disolverse totalmente la Unión Soviética. En el caso de la Segunda Guerra Mundial la decidida participación de Winston Churchill para enfrentar a Hitler fue la pieza que terminó por desembocar el rumbo de la victoria definitiva de los países aliados.
Acabamos de presenciar como humanidad uno de esos puntos de inflexión, que seguro cambiarán la política internacional por el resto del Siglo XXI. Se están dando los pasos necesarios para dar fin al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. La ceremonia de la entrega del Premio Nobel de Paz con la hija de María Corina Machado, toda la novela alrededor del escape vía marítima por Curazao y la llegada al Hotel de Oslo, todas ellas imágenes cargadas de emoción y sentimientos que desbordan a nuestros vecinos del bravo pueblo. La humanidad asistió a un evento de solidaridad con los oprimidos.
Las declaraciones del presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, resultaron contundentes y explosivas. Desde su discurso instó al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, a aceptar los resultados electorales de 2024 y a renunciar a su cargo. Aseguró que se deben sentar las bases hacia una democracia en el vecino país.
Todo se resume como siempre se ha dicho en la voluntad del pueblo venezolano. “María Corina Machado y la oposición venezolana han encendido una llama que ninguna tortura, ninguna mentira y ningún miedo podrán apagar”, expresó. Dejó pensando a todos cuando se refirió a que un diálogo y búsqueda de paz no puede ser en el marco de un sistema que no tiene justicia o está alejando de la democracia. Palabras indirectas para la fracasada “paz total” del gobierno de nuestro país.
Uno de los momentos más esperados fue el de Ana Corina Sosa Machado, quien leyó un mensaje conmovedor de su madre al momento de recibir el premio en nombre de ella. María Corina Machado dedicó el Nobel de la Paz a los “héroes anónimos de la resistencia” en donde caben no solo venezolanos, sino que indirectamente está incluido el fenómeno que se vive en Colombia. En las declaraciones posteriores de ayer, Machado dejó claro a la prensa internacional que uno de los graves problemas de toda esta coyuntura es que la guerrilla colombiana vive y trabaja a sus anchas en Venezuela.
Visibilizar este fenómeno no solo es una estocada a ciertas voces progresistas de nuestro país, también será definitivo en las campañas políticas de 2026. Habrá candidatos que no lograrán desligarse de su pasado, algunos de ellos demasiado cercanos a las guerrillas.
Si se suman las piezas: debilidad de Maduro, lista Ofac de Petro, declaraciones y acciones militares de Trump en el Caribe, Premio Nobel validado mundialmente contra la dictadura, podríamos decir que estamos en uno de esos puntos de inflexión en donde la presión internacional resultará definitiva para el futuro de ambos países. Resta saber si Trump tenía razón esta semana cuando dijo quién era el siguiente en la fila. Como dicen los Hermanos Gasca: ¡Y después no digas que no te avisamos!
Lo mismo está ocurriendo hoy con la asignación presupuestal en investigación socio-económica, cuestionando la preeminencia de objetivos DIE en universidades Ivy-League, donde es válido cuestionar el llamado “wokismo puro-duro”
Doctrina Monroe: La intervención de EUA en América Latina ha sido ocasionada por “la discapacidad de los gobiernos locales de resolver asuntos internos desde el punto de vista de EUA”
Estamos confiados y distraídos mirando un bello atardecer, mientras los atracadores nos distraen y se llevan de calle la democracia y el botín de la hacienda pública