Choque del Ferrari

Han pasado muy pocos días desde la salida del anterior superintendente Financiero, Jorge Castaño, y rápidamente nos damos cuenta de que lo vamos a extrañar enormemente. El gobierno designó al profesor colombo-peruano César Ferrari, que originalmente se había pensado para el DNP. Durante muchos años ha sido profesor de economía de la Universidad Javeriana, invitado permanente como panelista y analista en diversos medios de comunicación. Los periodistas que cubren los temas económicos coinciden en que Ferrari se expresa de una manera que conviene a los medios, precisamente por sus habilidades pedagógicas.

Una cosa es dictar clases de economía o participar en paneles y foros académicos. El doctorado en Economía y las diferentes maestrías que ostenta el profesor Ferrari lo tienen muy bien posicionado en el mundo académico internacional. Las diferentes publicaciones y asesorías a distintos gobiernos hablan de una carrera profesional prolífica y respetada. En su experiencia pasada, Ferrari había estudiado el fenómeno que desbordó en hiperinflación de su país natal en los años 90. No es gratuito que haya sido consultor del Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, BID, Usaid, Pnud, Cepal, CAF, Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit y la Fundación Friedrich Ebert.

Muy diferente resulta la actividad de ser profesor, consultor, asesor y panelista de medios de comunicación a estar al frente de una entidad que debe regular y vigilar al sistema financiero y asegurador del país. Por tener habilidades en una actividad, más allá del sentido común, no necesariamente se tienen habilidades en otra. Los primeros pasos al frente de la Superfinanciera no han sido buenos ni fáciles. Esta semana se conoció un documento firmado por Ferrari en donde les exige a las entidades vigiladas un mayor nivel de cooperación con el aparato judicial y otras autoridades.

En el texto, explica en nombre de la entidad, que ahora sin una orden judicial se va a poder acceder a información y datos de cualquier persona. La justificación de esta iniciativa, al menos de lo que se puede deducir al leerla, es que el estado ahora busca información que pueda evitar actos de conspiración, terrorismo y otros delitos. Lo curioso es que al final del documento están los nombres de tres funcionarios de la entidad, se imagina uno que son abogados, que curiosamente avalan lo escrito.

Felipe Negrette Perdomo fue quien elaboró el documento, que luego fue revisado por Cesar Octavio Reyes Acevedo y Juan Carlos Bonilla Breton. Seguramente los tres funcionarios olvidaron todo el tema de habeas data, privacidad y demás asuntos del marco normativo colombiano y mundial. Recordemos la histórica discusión que existe entre europeos y norteamericanos sobre seguridad y privacidad. Para los legisladores del viejo continente la privacidad de los ciudadanos es primordial. En Estados la seguridad nacional está por encima de todo lo demás, inclusive la privacidad de sus propios ciudadanos.

La carta de Ferrari sugiere que con esta nueva directriz se podría entrar a violar la reserva bancaria, lo que protege hoy la privacidad de datos financieros de las personas. Todo un error grave de primíparo que comete Ferrari, un choque en las primeras curvas de su mandato.