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Analistas 04/11/2017

Información colaborativa y que “engancha”

Ignacio-Iglesias
La República Más

En estos días, todo el mundo habla de las “noticias falsas” que aprovechan el aspersor de las redes sociales para lograr objetivos en ocasiones más que cuestionables. Sin embargo y sin quitar importancia a dicho tópico, en este caso me gustaría hablar de algo que suma en lugar de restar: la información (o contenido) colaborativa y que engancha al que la recibe.

¿Sabéis que el 60% de los contenidos que se generan en Latam no interesan a lectores/consumidores? Esta estadística es una de las conclusiones de un estudio que Havas Group lleva haciendo en los últimos 6 años en más de 50 países, denominado Meaningful Brands. Preocupante, ¿no? Y probablemente ese poco interés es porque lo que comunicamos tiene un origen centrípeto; “de mí hacia los demás”, sin importarnos mucho lo que los demás quieran recibir de lo que escribimos. Sinceramente, ¿os habéis parado a pensar, cuando queréis hablar de un tema o desarrollar una campaña para una marca, que lo que comuniquemos sería mucho más rico si lo complementamos con opiniones de otros? ¿Somos conscientes que algo que nosotros pensamos que es una gran idea, puede estar muy lejos de lo que el resto quiere oir? Pensemos..., ¡pero sin autoengañarnos!

Cuando la comunicación se realiza de manera unidireccional, no funciona; cuando no tenemos en cuenta los puntos de vista de los que están al otro lado, no genera interacción y por lo tanto, dada la cantidad de mensajes que recibimos cada día..., se queda en el anonimato.

El mundo digital posibilita generar contenidos mucho más ricos porque permite interacción prácticamente en tiempo real. Nos obliga a ser versátiles, abiertos de mente y sobre todo nos obliga a ser humildes. Humildes en aceptar que podemos estar equivocados, que la perspectiva al afrontar una materia pueda no ser la más adecuada o al menos, no ser la que interesa al público al que nos dirigimos. Los nuevos comunicadores tienen que dejar su egocentrismo y su egoísmo en el cajón, porque de lo contrario, es mejor que se dediquen a cualquier otra labor. A comunicar, no.

El contenido más exitoso es aquel que logra enganchar con las personas que lo reciben y que se identifican con él. Así lo hacen suyo y lo comparten. Si además se dan cuenta que su punto de vista, sus intereses están en el mensaje…¡bingo! Ellos se encargarán de hacer la tarea de difundirlo y la marca o el artículo en cuestión lograrán el objetivo deseado.

Tenemos que aprovechar el mundo interconectado en el que vivimos y sacar lo mejor de esas redes de “influenciadores” anónimos,que cada vez tienen más que decir en nuestros mensajes: No es fácil, porque es cambiar totalmente la manera de concebir la comunicación, pero cerrar los ojos a la realidad, es sinónimo de ignorancia. Esta colaboración en la creación y esta “apertura de orejas” a lo que nos rodea, nos asegura que seremos capaces de impactar, trascender y generar “engagement” con nuestro receptor; ya sea lector, consumidor o simplemente persona.

Alguien puede llegar a pensar que esta nueva manera de comunicar puede ser sinónimo de falta de criterio sobre lo que se quiere transmitir. Todo lo contrario. Sumar enriquece, no empobrece. En un mundo donde la economía colaborativa tiene cada vez más peso y es una obligación para ciertos “targets”, los profesionales de la comunicación no podemos mantenernos al margen y tenemos que subirnos a esa ola. No es una moda. Ha llegado para quedarse. Las “fake news”.., sí pasarán.

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