Medicina y sociedad

La medicina antecede a casi todas las demás profesiones. Ha sido vehículo para el acceso de comunidades a conocimientos superiores, de los que se derivan salud y bienestar. Logró avances trascendentales durante la edad moderna en Occidente con el entendimiento de la circulación de la sangre por W. Harvey, el invento del microscopio por A. Van Leeuwenhoek, la creación de la vacuna contra la viruela por E. Jenner, la formulación de los cimientos de la microbiología por R. Koch y L. Pasteur, el descubrimiento de la penicilina por A. Fleming, el descubrimiento de la estructura del ADN por J. Watson y F. Crick, y el esfuerzo colectivo terminado en 2003 para decodificar el genoma humano.

Durante el siglo 20 se incorporaron a la medicina occidental elementos de la tradición oriental, como la acupuntura, en tanto que la tecnología permitió mayor precisión en los diagnósticos con las imágenes por resonancia magnética y las tomografías asistidas por computador.

Los modelos de aseguramiento iniciados en Alemania en el siglo 19 motivaron el seguimiento ordenado al paciente. La combinación de prácticas sanitarias básicas y ciencia dobló la expectativa de vida en el último siglo.

No todo es positivo. El uso de moléculas con efectos benéficos puede no aprovecharse con equidad por la apropiación individual de conocimiento construido con recursos públicos: la vigencia de patentes en EE.UU., líder en investigación, es excesiva.

De otra parte, la profesión requiere procesos de formación muy extensos, con limitaciones para acceder a oportunidades de especialización. Hay turnos exagerados en hospitales. Los especialistas no tienen incentivos para participar en equipos multidisciplinarios y así lograr visión integral del paciente. La vida de todos los humanos podría ser más feliz con cambios en las prácticas de la profesión médica y sus vinculadas.

Los organismos vivos experimentan transformaciones metabólicas, con consecuencias importantes para la fisiología. El equilibrio del cuerpo es inestable por definición, por lo cual se debe hacer registro sistemático del devenir de cada individuo para mitigar riesgos y preservar su potencial productivo. La tarea central en salud es promover buenas prácticas de vida - dieta, ejercicio, cultivo de actitudes positivas hacia el trabajo y adecuada recreación - y prevenir enfermedades. El resultado dependerá de los recursos disponibles y de los procesos establecidos.

La incidencia de los gastos de salud en la economía es enorme; en los países desarrollados fluctúa entre 18% del Producto Interno Bruto en EE.UU. y 7% en Irlanda. Paradójicamente, la expectativa de vida es mayor en Irlanda. En Colombia el gasto en salud es alrededor de 9% del PIB, la cobertura es universal y casi total, y la expectativa de vida es cercana a la de los países desarrollados, salvo por la distorsión asociada a la alta tasa de homicidios.

Hay mucho por revisar en el mundo para hacer más eficaz la profesión médica: se debe ajustar su institucionalidad básica para acercarla más a las prioridades y devolverle su dignidad social, integrar a los especialistas y hacer más eficientes todos los procesos, con acceso fácil para cualquier médico a la historia clínica no confidencial. Además, algunas compañías farmacéuticas deben revisar sus reglas éticas y prevenir abusos de sus ejecutivos a expensas del interés general. El camino es largo pero necesario.