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Analistas 06/09/2016

Robledo y el consumidor

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo
La República Más
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El Superintendente de Industria y Comercio se ha convertido en el verdadero defensor del consumidor, simplemente cumpliendo el mandato de la Ley 1340 que señala en sus propósitos “la libre participación de las empresas en el mercado, el bienestar de los consumidores y la eficiencia económica”.

Este es el modelo económico que Colombia democráticamente ha escogido, basado en la libertad de mercado y en un sano sistema de empresa privada. Los empresarios lo defienden a capa y espada, pero en muchas ocasiones preferirían no tener competidores.

Se supone que es la manera más eficiente de asignar los recursos de la economía, por cuanto solo sobreviven los mejores, con capacidad de ofrecer bienes y servicios al precio más justo al consumidor, garantizando aumentar el bienestar de los colombianos.

Por lo tanto, los gremios de la producción sin excepción, deben aplaudir y respaldar las actuaciones de la autoridad, que la constitución y la ley han señalado para defender la competencia entre los productores. 

La mayoría de los casos más sonados son actuaciones de la Superintendencia por solicitud de un competidor, por lo tanto, es una garantía para quien invierte y produce en Colombia, puede hacerlo en condiciones de igualdad para luchar en el mercado, con una autoridad que garantiza el cumplimiento de las reglas.

Así mismo el consumidor encuentra una autoridad ante quién acudir cuando se siente afectado, cuando las prácticas de los agentes económicos encarecen los productos artificialmente, afectando su bolsillo.

Pablo Felipe Robledo en cumplimiento de su deber ha defendido las normas, y se ha convertido en un educador de empresarios y consumidores, sobre sus derechos y deberes. Además, es fundamental que las investigaciones - desde el momento de su apertura - sean de conocimiento público, para que los consumidores conozcan la acción del Estado en su beneficio, y el empresario tome conciencia sobre la gravedad de violar las normas, dado que la multa se arregla con un cheque.

Desafortunadamente muchos sectores consideran que esto es una persecución al sector privado, inclusive algunos congresistas han hecho debates al Superintendente Robledo por hacer cumplir la Ley, olvidando estos que su obligación es defender la economía de los hogares - en donde están sus electores - lo que no riñe para nada con un sano sistema de libre empresa, cumplidor de las normas.

Otros consideran que la palabra “cartel” es indebida para un empresario que trabaja honradamente por Colombia, porque suena peyorativa en nuestro medio, al estar vinculada al peor mal de la sociedad, pero es usada histórica y técnicamente en todo el mundo, al referirse a las normas de competencia.

Es natural que quien es condenado se queje de ser injustamente sancionado y de no haber contado con las garantías suficientes para la defensa; pero debemos aceptar que esta labor que viene desempeñando Robledo, es gracias a que el Presidente Juan Manuel Santos le ha reconocido independencia a la Superindustria, lo cual habla bien del Jefe de Estado. 

Competir debe ser la consigna de todos los sectores productivos, lo que garantiza la defensa del mercado interno frente a lo importado y la posibilidad de exportar con éxito. El respaldo a una autoridad que trabaja por avalar reglas de juego transparentes y en igualdad de condiciones, y al mismo tiempo defiende los intereses del consumidor, debería ser un compromiso del sector empresarial, en cabeza de los gremios que los representan. 

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