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Se llevó a cabo uno de los congresos cafeteros más difíciles de la historia, enrarecido por la solicitud de cinco departamentos de cambio de gerente, que suman 53% de la producción nacional, más delegados de otros departamentos que se unieron a este clamor.
Desde la época de Alejandro López en los años 30, no sucedía algo así. Don Manuel Mejía murió en su escritorio. Don Arturo Gómez y Don Jorge Cárdenas, cuando consideraron cumplida su labor se retiraron y, Gabriel Silva para servirle al país como Ministro.
Nunca habíamos visto que la ambición de un Gerente por el poder pudiera producir una división tan profunda en la historia de este gremio. A pesar de que los líderes presentaron su inconformidad con su gestión 15 días antes del Congreso, ésta se logró minimizar, desconociéndola por completo, lo que despertó aún más el malestar de quienes promovían su retiro de la gerencia, al sentirse ignorados y humillados.
Toda esta penosa situación llevó a que la sesión plenaria de instalación - con la presencia del presidente Santos y sus ministros - fuera interrumpida de forma inesperada por quienes pedían el relevo del Gerente y le solicitaron al señor Presidente su intervención. Su experiencia como líder cafetero le permite conocer como nadie el gremio y sus formas de expresión. Al repasar el discurso de instalación se observa una cátedra magistral sobre café y las ejecutorias de su Gobierno en favor de los cafeteros y poco reconocidas por el gremio.
Pero si leemos entre líneas, quienes habían pedido su intervención deben estar muy reconocidos con el Primer Mandatario, porque en 45 minutos no expresó una sola frase de respaldo o agradecimiento a la labor del Gerente. Esta es otra prueba más de respeto por las decisiones gremiales, pero al mismo tiempo es un mensaje para que las líderes entiendan que el Gobierno respalda solo las instituciones. Difícilmente se encuentra un discurso presidencial en esta máxima instancia gremial, sin referencia especial a la gestión del Gerente.
De otro lado y cuando los líderes se levantaron para solicitar su renuncia, el Presidente manifestó que “era una bomba atómica” porque conoce los códigos y protocolos de la tradición gremial, pero ofreció ser mediador para encontrar una solución que los satisfaga a todos, que leído entre líneas es facilitar la búsqueda de una persona que una el gremio, y se realice una transición tranquila, sin atropellos y sin forzar el proceso.
También debemos leer entre líneas las palabras del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas durante la clausura del mismo evento, cuando ante la insistencia de algunos delegados por reiterar su solicitud de renuncia al Gerente, afirmó que siguiendo la recomendación del Señor Presidente el tema sería un punto prioritario del Comité Nacional de Cafeteros. El solo hecho de llevarlo a esa instancia significa que el tema será considerado y que, de esa discusión debe salir la solución que más convenga al gremio. Allí el Gobierno tendrá que opinar. No debemos olvidar que de acuerdo con los estatutos, el ministro de Hacienda es el único que vota a nombre del Gobierno y tiene tantos votos como miembros gremiales estén presentes; en caso de un empate, quién dirime es el Presidente de la República.
Por lo tanto, está claro que la decisión no es abrupta como muchos pretenden, pero se surtirán los procedimientos que se requieran.
También invito a leer entre líneas la intervención del Señor ministro de Agricultura en la que primó la amistad con “Lucho” - el coterráneo - que la línea marcada por el Gobierno, y la participación del Señor vicepresidente Germán Vargas, en un gremio que no estaba en su órbita y con afirmaciones similares a las del Gerente sobre la Misión del Café y más en el plan de conquista política de un sector del que ha sido ajeno en su vida pública, a pesar de sus vínculos familiares.
Queda claro que el tema no ha terminado; apenas se inicia un proceso que debe ocuparse más de buscar a alguien que una el gremio, y que pueda afrontar los tiempos difíciles que se avecinan.