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Analistas 14/02/2019

La inversión correcta

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Mucho se ha dicho sobre la inversión que realiza el Estado a través del Fondo Emprender tratando de impactar en el ecosistema emprendedor. Son $150.000 millones que se disponen -a mi criterio- de manera poco práctica en etapa temprana de los emprendimientos. Si bien es cierto que Colombia necesita recursos para la creación de empresa, esta apuesta es demasiado arriesgada, pues no se ha validado en el mercado si el producto o servicio tiene receptibilidad, es decir, probarse en la cancha.

Desde la Asec hemos sostenido que las inversiones que se hacen desde los sectores públicos y privados deben enfocarse de manera gradual y estratégica en empresas que tengan un tiempo en el mercado, que ya hayan facturado, creado dinámicas de mercado y así apostarle al crecimiento y no a buscar el nuevo Google. Estamos obsesionados con encontrar unicornios y no con generar un tejido empresarial que no dependa de fenómenos que no se repiten de manera habitual.

La apuesta debe ser por el crecimiento y no por la creación. Para lograr esto se debe dejar de responder correctamente las preguntas equivocadas. ¿Queremos impulsar la economía destinando recursos a creación? El impacto que pueden tener estas inversiones en el sector del emprendimiento no es lo suficientemente eficiente para seguir bajo el mismo modelo que hasta hoy no ha dado resultados reales. De nada sirve crear muchas empresas cuando no tienen la suficiente capacidad para crecer, permanecer y generar empleos que muevan realmente la economía.

Tenemos la oportunidad de equilibrar la balanza para los emprendedores y estamos dejando pasar los días pensando que de la forma tradicional se resuelven los problemas del emprendimiento. Si realmente queremos cambiar la agenda de país debemos buscar soluciones disruptivas que rompan el paradigma del perro buscando morderse la cola. Esa es hasta el momento la política en emprendimiento en Colombia, teniendo el presidente Duque la mayor responsabilidad que ningún otro presidente en la historia del país ha tenido en cuanto a emprendimiento se trata.

Su deber ahora es impulsar el emprendimiento, no solo para la economía naranja, sino acabando lo que he denominado “la burocracia del emprendimiento en Colombia”, en la que se busca, con programas de corto plazo y de bajo impacto, generar condiciones diferenciales en el ecosistema emprendedor, y realmente destinar esos presupuestos para buscar la manera de hacer programas de alto impacto, de menos corto alcance, pero con metas mucho más ambiciosas que sumar números a las estadísticas.

Organizada la casa, ahora es el momento para que desde el Gobierno Nacional se dé el impulso necesario para una agenda legislativa ambiciosa en emprendimiento y se empiecen a generar cambios como la diferenciación a la hora del régimen tributario, el acceso al financiamiento con condiciones propias del emprendimiento, permitir y reglamentar el factoring a todo tipo de factura, creación y liquidaciones de empresas de manera sencilla e impulsar una ley de pagos, bien sea una propia o la que ya está en trámite. Si el presidente Duque logra estos aspectos en los cuatro años de gobierno, será un triunfo para el emprendimiento y la forma de generar oportunidades en una Colombia que las necesita para dejar de soñar y pasar a que sean posibles.

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