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Analistas 23/03/2023

Quiebre o quiebra

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

¿Por qué Bancolombia no bajó sus aberrantes intereses antes?; ¿por qué el Banco Agrario no inició la desescalada, y su rebaja tampoco es significativa ni retroactiva?; ¿por qué los microcréditos cobran múltiplos de la tasa de referencia?; pagando el costo de su fracasada política, vencida, ¿por qué la ortodoxa junta del BanRepública no renuncia?, y, anticipando el efecto rebote, ¿por qué la SuperFinanciera no acerca la usura al IPC?

Punto de quiebre, el banco del emprendimiento en Estados Unidos quebró. Su liquidación se debió a los excesos de riesgo moral, aunque el planeta no urge altas ganancias sino intereses bajos. Ahora atentan contra la liquidez, aunque la cruda realidad es que el dinero nunca fue barato, y el relajamiento era otro engaño para concentrar más la riqueza.

Colombia, además, ignora la informalidad de la Carga Financiera en los hogares, especialmente aquellos excluidos e insolventes gracias al subempleo: otro artificio tecnócrata. Colmo de males, los indignados contribuyentes rescatamos al sector financiero, a finales del siglo pasado, y, además del BanRepública, desde la anterior década el gobierno financia sus ganancias hipotecarias.

Parece razonable, entonces, pedir «encarecidamente» a esos carteles que paren la carestía; la «aso-nada» bancaria tumbó a la economía y derrocó a la democracia, tal como los paros “impuestos” por «tax-istas» que terminaron de pisotearlas.

Alterando a Heráclito, lo único permanente es el “conflicto”. Debemos desambiguar las oportunistas acepciones del “cambio”, que incluyen trueques, maquillar apariencias y convertir algo en su contrario (rae.es), pues este gobierno terminó pareciéndose al de su mediocre predecesor. Respecto a la “nueva” oposición, algunos enemigos internos exigen reciclar sus ruinas, y otros relativizan los ajustes que tolerarían.

Paradoja neoliberal, quienes promovían la destrucción creativa, ahora invocan clichés proteccionistas: “no arrasar” y “construir sobre lo construido”. Descarados, para contener una recesión proponen que la economía siga dependiendo de la “construcción”, aunque nunca ayudó a superar el déficit habitacional -y sus prohibitivos precios-, el colapso de la infraestructura ni la corrupción de las ingenierías -financiera y civil-.

Borrón y cuenta nueva, nuestras Instituciones siguen haciendo lo mismo, esperando resultados diferentes. Los malversados contrapesos extorsionan para seguir coadministrando -siendo parte de la coalición u oposición-, y las controladoras margaritas que toman del cabello al cambio deshojan cualquier alternativa, abogando que “más vale malo conocido”.

Presidente: ruego a la Oración de la Serenidad, pues sus reformas parecen improvisadas, y finalmente serán regresivas o nada progresistas. Irresponsables, las entregaron tarde aunque el electorado exigía tramitarlas con mensaje de urgencia. Intervenga la colusión del BanRepública, la SuperFinanciera y dicho sector. Finalmente, considere hacer gestión del “cambio”, para que superemos la «metatesiofobia».

Cosméticas y baratas, las reformas han salido tan caras como las tasas, porque nunca eliminan la competencia desleal contra el quebrado o vulnerable colombiano promedio.

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