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Analistas 11/05/2019

Colombia Conexión

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Aunque los extranjeros reconocen nuestra hospitalidad, y los acuerdos de paz mitigaron riesgos, preocupan los atentados contra el medio ambiente. ¿Qué tanto conocemos a Colombia, la valoramos y le demostramos empatía?

Presumo que poco, a decir del cuidado que le ofrecemos. Contraste la moderna oleada de nacionalismo, con la falta de recordación, significado y conservación de hitos, emblemas y tesoros; el sector educación se lava las manos, y los medios contaminan nuestra identidad difundiendo contenidos que generan vergüenza, desprecio o abandono.

Más allá de la confusión y los sesgos que esto refleja, posiblemente atribuible a terceros -la española Telefónica, la alemana Adidas y la belga AB InBev fungen como embajadoras del deporte masculino de mayores-, evadimos responsabilidad cuando se trata de orgullo, convivencia y desarrollo sostenible, aunque lamentemos cualquier tragedia natural, suframos con nuestros escarabajos, o celebremos un gol tricolor con cualquier desconocido (sin importar de qué equipo sea hincha).

Evoco un programa de Señal Colombia, recientemente censurado por el gobierno: “Los Puros Criollos”. Compartí este descubrimiento -además de “La Lleva”, otra maravilla coproducida por la Universidad Javeriana- con una colombiana radicada en un lugar donde construyeron marca país en torno a dos de nuestros productos nativos, como las papas y el chocolate (ojalá no usurpen las arepas para sustituir sus gofres).

Entre sus capítulos, rindieron homenaje al ChocoRamo: un producto que difumina los estratos, y podría emular el Índice Big-Mac (con el que The Economist compara el costo de vida por regiones); un sabor que hace olvidar cualquier anomalía ortográfica; un empaque que simboliza nuestra verdadera Economía Naranja.

Consabido es que ese es uno de los cargamentos preferidos por nuestros compatriotas; sin embargo, mi familia le envió una sorpresa igual de humilde, acaso más oportuna, para lugareños, colombianos en el exterior y extranjeros: el realismo mágico, natural y puro, documentado en la reciente edición del tradicional Álbum de Chocolatinas Jet, Vive la Aventura Colombia, con la colaboración de NatGeo, Parques Nacionales Naturales y el Instituto de Antropología e Historia.

Resulta emocionante descubrir tantos atractivos insustituibles, en el único lugar destinado para acunar fuentes de vida, Océanos, Amazonas y Orinoco; potencia en anfibios y mariposas; monumentos de flora, museos de fauna, y ecosistemas para cualquier talante. Aunque su título acuña la palabra aventura, que define una relación ocasional o una acción riesgosa, cada página representa un compromiso vital.

Reconciliémonos con nuestro origen, pues nos acostumbramos a admirar lo extranjero, escondidos entre las sombras de nuestro pasado, sin permitirnos apreciar los paraísos que disponemos y sustentan el futuro del planeta. Esa experiencia genera tanta conciencia, como la requerida para pegar con cuidado las ‘monitas’, motivando su conservación y legado, tal como hago con mis sobrinitos, Juanes y Luci.

Nutresa: ¿qué tal variedades endémicas y preparaciones típicas de nuestros productos agrícolas, en la próxima edición?

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