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Analistas 30/06/2022

Lo logramos

Francisco Mejía Sendoya
Expresidente del Banco Agrario de Colombia

En 2018 el país eligió a Iván Duque como presidente porque quería un cambio. Colombia estaba indignada con los niveles de corrupción que los ríos de mermelada habían producido, fruto de una relación transaccional entre el Ejecutivo y el Congreso. El presidente prometió terminar con eso y dijo que había que rescatar a la institucionalidad de las garras del clientelismo.

Ese cambio se logró y el Banco Agrario así lo prueba. A diciembre de 2021 triplicamos las utilidades llegando a $779.00 millones, y pasamos de un retorno sobre el capital (ROE) de 13,9% en 2018 a 35,2% a mayo de 2022. Esto fue posible, principalmente, por una reducción significativa de los gastos de funcionamiento cuando en 2019 le removimos con carácter permanente $65.000 millones a la base de gastos del Banco, arraigando una cultura de austeridad inteligente y cero tolerancia a la corrupción.

Mejoramos el costo de fondeo incrementando el saldo de captaciones masivas (excluyendo depósitos judiciales) en $2,95 billones, llegando a un saldo de $9,65 billones a mayo de 2022, gracias a una mejor oferta de valor al cliente, especialmente en materia tecnológica.

También mejoramos la calidad de la cartera, pasando de un Índice de Cartera Vencida (ICV) de 7,78% en 2018 a 6,06% a mayo de 2022, lo cual fue posible gracias a que erradicamos los fenómenos de corrupción en el otorgamiento de créditos y mejoramos las prácticas de originación, análisis de riesgo y cobranza. Adicionalmente mejoramos el desempeño comercial con el fortalecimiento de nuestra fuerza de ventas y el robustecimiento de nuestro portafolio de productos, siendo el último de ellos el de crédito hipotecario y próximamente leasing.

Los resultados en nuestra capacidad de banco de desarrollo en este Gobierno, que es nuestra razón de ser, son igualmente sobresalientes: desembolsos récord en la cadena agropecuaria por $16,5 billones, de los cuales $12,9 fueron para pequeños y medianos productores, a las tasas más bajas de la historia. Además, removimos las barreras de acceso para el crédito a jóvenes, colocando $799.000 millones, y también registramos desembolsos récord a la mujer campesina y emprendedora, colocando una cifra histórica de $3,12 billones.

Adicionalmente, llevamos la banca digital a los lugares más apartados de nuestra geografía, creando 82 ecosistemas de pagos, e hicimos posible que más de 250 municipios donde no existía ninguna entidad que llevara remesas del exterior, ahora pudieran recibirlas a través del Banco Agrario. También logramos que los pequeños productores agropecuarios pudieran vender bonos por captura de carbono mediante una alianza con el RaboBank de Holanda, contribuyendo así a la conservación y a la generación de ingresos alternativos para el campesino.

¿Cómo se logró eso? Empleando los más altos estándares gerenciales en toda la organización y contratando o promoviendo a los mejores, sin reparar en filiaciones políticas. Y, sobre todo, teniendo un presidente como Iván Duque, que respaldó el cambio y lo orientó con iniciativas suyas como la creación de la banca hipotecaria.

Yo, realmente, no sé por cuál tipo de cambio fue que votó la mayoría de colombianos en las elecciones pasadas; solo espero que, por el bien de Colombia, el cambio no sea para regresar a entidades como el Banco Agrario a la situación en que estaban en 2018.

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