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Más que candidatos, necesitamos propuestas de gobierno audaces para afrontar grandes problemas estructurales y coyunturales que deja el actual gobierno. No mensajes simplones contra la corrupción y la inseguridad.
El país está en una situación compleja. Tiene unos problemas estructurales de hace décadas y comunes con Latinoamérica: Primero, una estructura de Estado antiempresarial que ha capturado la capacidad de innovar y emprender, y que sume a la región en bajos crecimientos, exclusión social, alta pobreza y en un pobre patrón de especialización económica. Ese Estado a su vez atrapa los ingresos de la población y los aplica mal y de manera corrupta. Se requiere otro proyecto de Estado para Colombia y Latinoamérica.
Segundo, un aparato empresarial que debe renovarse y modernizarse, tanto en tipos de actividades como en prácticas y dinamismo en su crecimiento. Este es un proyecto que además se construye desde la sociedad. La equidad y la inclusión social son producto de un sector empresarial -desde las tiendas hasta las grandes compañías- vital y comprometido con la sociedad.
Tercero, una mala educación evidenciada en los bajos resultados de pruebas Pisa. En Colombia como en Latinoamérica, tanto los sindicatos de profesores de educación básica como los gremiales de universidades públicas se han convertido en el peor lastre para el desarrollo de la región.
Cuarto, la estructura de trabajo con niveles de informalidad en Colombia cercanos a 60% y en la región por encima de 30% evidencian un proyecto social fallido en donde los Estados no dan seguridad social a su población. Hay que hacer una profunda reforma al régimen laboral, este simplemente es un generador de inequidad y fractura social.
Quinto, la pérdida del control del Estado de la seguridad. Se suma al problema latinoamericano de bandas extorsionistas y micro traficantes, el crimen organizado que maneja la cocaína y la explotación ilegal de oro. Las guerrillas simplemente pasaron desde los noventa a ser operadores de este negocio y han estado enfrentadas entre ellas y con los grupos criminales por el control de estas rentas. Hoy el país esta devastado ambiental, social e institucionalmente por el crimen. La paz de Santos primero, y ahora la de Petro, han sido un gran error y han derivado en la entrega del país al crimen organizado.
Tiene además unos problemas específicos más que son tema de siguientes artículos: la inviabilidad fiscal y macroeconómica, el apagón económico por la transición energética, el colapso y la recuperación del sistema de salud, la inviabilidad del país derivada del modelo de gestión ambiental antisistema y la necesidad de uno enfocado en desarrollo regenerativo.
Las soluciones requeridas a estos nueve grandes problemas requieren decisiones que son supuestamente “impopulares”. El punto central del artículo es señalar que candidatos sin una base robusta se convierten en un enorme riesgo para el país. No bastan buenas intenciones, “queridura” y “un gran compromiso con el país”. El solo reto de tener que nombrar cerca de 300 funcionarios y que todos ellos tengan capacidad y agenda clara evidencia el enorme reto que se tendrá para recuperar el país luego del 7 de agosto de 2026.
Necesitamos candidatos capaces y audaces, pero sobre todo partidos políticos con valentía y programas concretos, que no solo busquen ganar las elecciones y seguir medrando soluciones trasladándolas al gobierno siguiente.