¿Llegó la hora de América Latina?

En 2016, los fondos de riesgo globales invirtieron US$500 millones en el continente. La cifra ascendió a US$1.140 millones en 2017 y el monto se disparó a US$1.980 millones en 2018.

Por si esto fuera poco, el mes pasado el conglomerado japonés SoftBank Group Corp anunció que desembolsará US$5.000 millones en proyectos de innovación y tecnología de la región en los próximos años. A la luz de estas cifras es evidente que algo se está cocinando en América Latina.

Según expertos que siguen los movimientos de los fondos de riesgo, “el momento de América Latina ha llegado”. Cada vez son más frecuentes las rondas en las que los levantamientos de capital superan los US$100 millones. Y cada vez hay más unicornios, es decir empresas avaluadas en más de US$1.000 millones, entre ellas una colombiana, Rappi.

Según un informe de la Asociación de Capitales Privados y Fondos de Riesgo de América Latina (Lavca), Brasil acaparó 55,9% % de las inversiones en 2018, con un total de US$1.300 millones distribuido entre 259 startups.

Colombia, en ese mismo periodo, fue el segundo país del continente con mayor inversión, US$334 millones en 19 startups, seguido de México que percibió US$175 millones en 95 iniciativas. Cabe anotar que gran parte de la inversión en nuestro país se la llevó Rappi.

Si se compara el número de negocios cerrados por los fondos de riesgo en startups entre 2017 (249) y 2018 (463) es claro que la tendencia está disparada y crecería aún más este año. Esto quiere decir que hay una gran oportunidad para los emprendedores latinoamericanos, y nosotros estamos muy bien posicionados para crecer aún más.

El informe de Lavca apunta a que el sector de Fintech, que ha sido el predilecto de los inversionistas, cedió en 2018 su posición privilegiada a las startups de logística y distribución. En un tercer lugar está transporte, seguido de SaaS (Software as a Service) y Proptech (finca raíz).

¿Por qué de repente América Latina es tan apetecible? No es algo que haya surgido de un año para otro. Brasil, Colombia, México y Chile llevan varios años apostándole a la construcción de un mercado competitivo, implementando tecnología cada vez más avanzada y desarrollando más talento humano.

México, por ejemplo, es el mercado de mayor crecimiento actual para Amazon en el mundo; Sao Paulo es la ciudad con mayor actividad de Uber en el planeta; Brasil y México constituyen los mercados más importantes para Facebook, Instagram y WhatsApp. Rappi es la joya más apetecida para Softbank, que le ve un potencial descomunal.

Nuestro continente es un mercado de casi 650 millones de personas, con una conectividad a internet de 55%; el acceso e implementación de nuevas tecnologías es cada vez más fácil y menos costoso, lo que nos convierte en un claro diamante en bruto que ni siquiera la convulsa vida política puede descarrilar.

El presidente Iván Duque tiene clara esta tendencia, y por eso ha adelantado iniciativas en pro de los emprendedores colombianos. Su viaje a Silicon Valley fue más importante de lo que se cree, aunque aquí quisieran bajarle la caña.

Quizás el único error del Gobierno en esta materia es que no está siendo lo suficientemente agresivo en socializar todas las oportunidades que le está abriendo a los emprendedores. Eso es algo que debe corregir. Y pronto.