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Analistas 02/12/2021

Economía de subsistencia en reactivación

Daniela Konietzko Calero
Presidente Fundación WWB Colombia
Analista LR

Los negocios de subsistencia son una alternativa en momentos en los que las personas buscan oportunidades para salir adelante. Tradicionalmente, este tipo de actividad económica tiene pocas posibilidades de perdurar en el tiempo puesto que en algunas ocasiones sus impulsores carecen de la formación adecuada para administrar sus negocios o no cuentan con los recursos financieros, técnicos, de redes, entre otros, necesarios para mantenerlos y hacerlos crecer.

La emergencia social y económica generada por la pandemia ha causado un retroceso nacional en la lucha contra la pobreza de al menos una década, incrementando el índice de pobreza monetaria a 42,5%, aumentando desproporcionadamente los niveles de vulnerabilidad de muchas personas. A nivel nacional, se evidencia que no solo las grandes empresas han sido afectadas por la pandemia y más recientemente por el paro, sino que también los emprendimientos pequeños y de subsistencia han padecido los estragos de estos dos sucesos.

Para atender las necesidades de la población emprendedora en situación de vulnerabilidad socioeconómica, la Fundación WWB Colombia creó en 2020 el Plan Reactívate. Una estrategia transitoria de asistencia que brinda herramientas para la recuperación y reactivación de los negocios de subsistencia y promueve la reflexión y toma de decisiones a partir de formación y acompañamiento a los emprendedores. El plan nació como respuesta a la inestabilidad socioeconómica, pero al mismo tiempo, buscó la generación de capacidades personales y empresariales, en ámbitos como la apropiación y uso de las TICs, el liderazgo y la organización de los negocios.

Según datos del Dane, 68,9% de los micronegocios no llevan ordenadamente sus registros ni cuenta alguna trazabilidad de los datos que recolectan. Con el Plan Reactívate se identificó que la mayoría de los negocios están en la informalidad y que muchos de ellos no necesariamente requieren dinero, sino organización para mejorar sus posibilidades. Un negocio no formal puede ser organizado o desorganizado, el primero sabe cuánto está ganando y el segundo, ante cualquier crisis, se enfrenta al riesgo de desaparecer.

La Asociación Colombiana de Emprendedores (Asec), reporta que 35% de los emprendimientos del país son iniciativas generadas por mujeres. Dichos negocios enfrentan complejidades no solo porque se encuentran en sectores económicos de baja productividad, sino porque las mujeres enfrentan condiciones de desigualdad debido a la sobrecarga del trabajo doméstico, los sesgos de género y las barreras sociales para acceder a diferentes recursos.

Otro factor importante para la sostenibilidad de los emprendimientos es la inclusión financiera. En la medida en que una persona cuente con nuevos medios de pago, bancarización y trazabilidad de los datos financieros de su negocio, tendrá la oportunidad de acceder a opciones de financiación, de llevar mejor sus cuentas y, de tener un plan de ahorro y mayores oportunidades para fortalecerse y crecer en el tiempo.

A los aspectos mencionados, se suma la brecha digital la cual se hizo más evidente durante la pandemia. De acuerdo con la encuesta realizada en mayo de 2020 por el Centro Nacional de Consultoría, dos de cada 10 personas no hacen uso de ninguna herramienta virtual; en la región del sur occidente de Colombia este segmento es equivalente a 16,8% de la población; y 47,2% de las personas a nivel nacional se encuentra en el nivel básico de apropiación de internet, limitado exclusivamente a fines de entretenimiento y comunicación.

En medio de este retador panorama, el Plan Reactívate (PR) planteó un proceso de formación y asesoría técnica a través de medios virtuales, de esta manera, el paso por el PR implicó que la población vinculada tuviera una mayor comprensión del entorno digital y sus retos, pero también evidenció una brecha del 11% en el segmento de habilidades altas entre hombres y mujeres (26% hombres vs. 15% mujeres), planteando un importante reto frente a la conectividad y la alfabetización digital de las personas.

La realidad no da espera. Los negocios de subsistencia, incluidos los que se han creado en todo el territorio nacional como respuesta a la actual situación del país, son una gran oportunidad para mitigar el impacto negativo del desempleo y permitir la generación de ingresos a un sin número de familias que buscan mantenerse por fuera de las trampas de la pobreza. Es momento de promover el trabajo conjunto, en el que todos - ciudadanos, empresas e instituciones y el tercer sector- aportemos a la recuperación del país, la reactivación, la reconciliación y la generación de oportunidades. Una apuesta en la que todos ganamos con cada paso que damos.

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