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Analistas 10/05/2022

Magdalena

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Con el título de ‘Magdalena’ y el subtítulo de ‘Historias de Colombia’, este maravilloso libro de Wade Davis cuenta precisamente eso: las historias del río Magdalena y las historias de Colombia que se han tejido alrededor del río desde las épocas precolombinas, pasando por la Conquista, la Colonia, la temprana República y los hechos más recientes de nuestra historia. Historias de violencia, historias de amor, historias de la naturaleza, historias de música e historias de esperanza en un grito desesperado por recuperar el río Magdalena de su abandono y de su degradación. Son historias contadas por los más diversos personajes que relatan como sus vidas se entretejen con el río y los hechos que han dibujado nuestra realidad.

El recorrido a lo largo del río desde el Macizo Colombiano, allá donde nacen las tres cordilleras que configuran nuestra geografía, descendiendo hasta Honda ciudad histórica y punto esencial del comercio hasta de nuestra temprana República, recibiendo a su paso miles de fuentes tributarias que los van robusteciendo, hasta Puerto Colombia, en donde el río toca el mar Caribe, demuestra, como afirma uno de los personajes que cuentan su historia que el río Magdalena es “la aorta de Colombia, su arteria vital, la carretera de la nación”.

El relato tiene rigor académico en lo que hace a la estructura y la veracidad de los hechos y la metodología para abordar el estudio del río, pero no adolece del acartonamiento de algunos textos históricos, sino que por el contrario tiene la frescura de historias de vida, de amor por la biodiversidad de Colombia representada en millones de planta aves, peces y animales de toda índole que viven y han vivido a lo largo del río, algunos de los cuales ya se han extinguido. Pero no es solo la biodiversidad sino también la diversidad de culturas y etnias que han entrelazado sus vidas al destino del río a través del comercio, la pesca, la música, las guerras y los amores.

Empezando por lo que se conoce con el Alto Magdalena, trayecto que va de su nacimiento hasta la ciudad de Honda, el libro cuenta las maravillas de la naturaleza en el páramo de Las Papas, la riqueza cultural de la civilización que esculpió los monolitos de San Agustín y el descenso vertiginoso que lo lleva al bajo Cauca y luego al departamento del Huila. En los pueblos que adornan las márgenes de río se van contando las tragedias de la violencia liberal-conservadora de la primera mitad del siglo XX y el nacimiento de las guerrillas. En Honda, puerto final de este trayecto, se recrea una historia que incluye temas de comercio mezclados con Humboldt, el Sabio Caldas y Mutis.

El segundo tramo es el Magdalena Medio, en el cual el río viaja entre Honda y El Banco, Magdalena. Allí la historia es distinta. Es la historia de Barrancabermeja y el petróleo, de las guerrillas y de los paramilitares, de los cultivos de palma y de esfuerzos quijotescos por rescatar entornos de conservación. Son pasajes desgarradores.

El tercer tramo corresponde al bajo Magdalena, que culmina en Puerto Colombia. Este tramo es de música, de los orígenes de la cumbia, de las variedades rítmicas de la tambora, de héroes que le han cantado al río y viven la vida apacible en sus pueblos. Es el río manso que se expande sobre las ciénagas, generando ecosistemas únicos.

Imposible resumir en este espacio la riqueza de esa obra. Ojalá los candidatos la lean y le cuenten a Colombia cómo van a salvar la arteria vital del país.

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