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Analistas 02/10/2021

Mercadeo para todos

Carlos Fernando Villa Gómez
Consultor de Mercadeo

Existen organizaciones, sobre todo de las llamadas familiares y pymes, que siguen pensando que el mercadeo es más para las grandes como si no fuera para todas, sin excepción, y esta pandemia lo ha demostrado. Pero preocupa saber que quienes dirigen algunas de estas organizaciones no aceptan ni entienden que son eso: familiares y pymes, y dan muestras de querer competir en el mercado como si no lo fueran, o como si pudieran hacer las cosas que hacen las grandes.

Es necesario reconocer que no se es lo que no se es, y tal como sucede con los seres humanos, hay que aceptar que el crecimiento es de tiempo, que se va dando, y que se tienen que vivir las diferentes etapas del desarrollo. No se nace grande, aunque comercialmente ha habido excepciones que son eso, excepciones, pero han sido muy pocas en la historia. Siempre hemos afirmado que el mercadeo tiene mucho de sentido común, que como tanto se ha dicho, no es el más común de los sentidos.

Una empresa familiar o una pyme no cuenta con presupuestos como los de las grandes organizaciones; pero para hacer cosas sencillas, obvias, efectivas, que generen clientes para obtener utilidades y continuar el proceso, no se requieren grandes capitales, como afirmó Jay Conrad Levinson desde cuando presentó el marketing de guerrilla.

El desarrollo o la formación del mercado implica que deben desarrollarse actividades como las que cualquier persona implementa para desarrollar o formar relaciones sociales, y para ello lo que se requiere es imaginación y acción; muchos pueden decir que creatividad y comunicaciones. Se puede ver desde diversos ángulos, pero para la actividad social de las personas se aprecian muchas diferencias entre quienes poseen grandes fortunas y “apellidos”, y quienes no y en ambos casos, se conocen muchos éxitos.

La formación de los mercados (clientes) se ha fundamentado siempre en un proceso de relaciones tendiente a lograr confianza mutua para tener una clientela fiel o leal. Las organizaciones familiares y las pymes como ocurre con las personas, deben hacer lo que esté al alcance de cada una para ello: sin grandes inversiones, pero actuando con lo que pueden y tienen. Si se quiere, como se dice, con las uñas, que también vale.

Por eso lo primero es adquirir clientes, y para ello hay que atraerlos, y una vez que eso se logra debe trabajarse con ellos para que mantengan el interés y la acción, cuando tengan necesidad o deseo de actuar. El contacto permanente para generar conocimiento mutuo es fundamental.

La formación de los clientes futuros es un imperativo del marketing, sin importar ni el tamaño ni la categoría de la organización; además, el trabajo con los menores, con quienes han de ser ellos clientes del futuro, necesita trabajarse siempre. Esto no era necesario antes porque no se daban las circunstancias de competencia que hoy se dan.

Para hacer lo anterior y más, no se necesitan grandes capitales. Se puede elaborar un plan de acciones sencillo, simple, sin complicaciones, aceptando las limitaciones, pero siendo creativos y actuando de acuerdo con las capacidades. Para hablar, para establecer contactos, para conocerse y darse a conocer, y para “formar” la clientela, es más necesario el deseo, trabajar con imaginación y actuar haciendo historia positiva. Siempre se ha podido y se podrá.

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