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Analistas 29/05/2021

Escuchar y hablar

Carlos Fernando Villa Gómez
Consultor de Mercadeo

No es raro vivir situaciones complicadas en los mercados, y menos ante las circunstancias actuales, que, como se sabe, han hecho del momento algo muy difícil. De hecho cada época parece ser más complicada que la anterior.
Existen situaciones en todas las organizaciones que muchos llaman crisis, las cuales prenden las alarmas ocasionando gran cantidad de recortes y gastos generados por reuniones, comités y consultas con expertos, brillando por su ausencia las acciones más necesarias e importantes: escuchar a los clientes y mantener los niveles de comunicación con ellos.

Si estos momentos críticos en la vida de las organizaciones se dan, como por la pandemia o el orden público, por ejemplo, el mercado no actúa, es decir, los clientes y prospectos no generan los ingresos y las actividades que se requieren para superar las cifras requeridas para el éxito, o al menos la supervivencia.

Es en ese momento, principalmente, cuando se necesita escuchar, y para ello hay que ir a la fuente directamente, la cual no es ni parecida a los expertos en mercadeo, ni a los comités, y menos a las reuniones de los directivos de la organización. Todos los anteriores no hacen sino especular, en la mayoría de las ocasiones. La fuente directa no es otra que el mercado, o sea los clientes y prospectos, que son quienes hacen posible alcanzar éxitos. La otrora bola de cristal de los ejecutivos ya no tiene la misma fuerza ni eficacia que antes, y por ello es menester el sistema de inteligencia de mercados, con el fin de mantener siempre una actitud investigativa/informativa. Entonces, lo mejor es establecer medios para escuchar al mercado pues nadie mejor que él puede decir qué pasa, qué desea, qué espera y más.

Para ello hay que facilitar la comunicación, que es de doble vía, observar, atender las sugerencias de todos quienes se toman el trabajo de hacerlas, asistir a foros y reuniones en los que se tratan las circunstancias, y actuar en consecuencia, utilizando para ello los medios y la forma de comunicación adecuados.

Es en los momentos difíciles, críticos, cuando más se requiere escuchar y hablar; las ciencias y la experiencia han demostrado que si no se mantienen el diálogo y una comunicación de verdad adecuada y estimuladora, los resultados no podrán ser los mejores.

Pero no es solamente cuando las dificultades aparecen cuando se debe escuchar y mantener las comunicaciones; es siempre y en todo momento, aunque con mayor intensidad en las épocas complicadas.

Hay que recordar que el nivel de interés se mantendrá en los clientes y prospectos, siempre y cuando la estimulación se haga de la manera correcta, con la frecuencia adecuada y por los canales efectivos. Además, como lo demuestran las pruebas que se adelantan en las neurociencias, las comunicaciones deben nacer del cliente, de conocer sus intenciones, deseos, actitudes, etc., para establecer un sistema bi o multidireccional. Y eso no se logra si no se comprende también que todo y todos comunican, y que, la interpretación de los mensajes es potestad del receptor, razón por la cual en las circunstancias del momento, con los medios que existen y la tecnología cambiante, es una verdadera obligación escuchar y mantener los niveles adecuados de lo que se dice; hay que parecer y ser, y eso implica que hay que preguntar para saber lo que se tiene que decir.

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