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Analistas 11/04/2023

Se debe facilitar la creación de empleo

El pasado 31 de marzo, el Dane presentó las cifras de empleo para febrero de 2023. La tasa de desempleo fue de 11,4%. Si bien el dato representa una reducción frente a febrero de 2022, es relevante notar un aumento significativo en la población por fuera de la fuerza de trabajo que podría explicar parte de la reducción del número de desocupados.

De manera adicional, al comparar febrero de 2023 con febrero de 2022 se observa una dinámica positiva para el empleo particular, en su mayoría formal, con respecto al cuenta propia, en su mayoría informal. Sin embargo, ambas posiciones ocupacionales tienen 9,4 millones de personas trabajadoras.

Con lo anterior presente, en este Comentario Económico Anif, comentamos nuestras perspectivas para marzo de 2023 y el resto del año, donde resaltamos que una reforma ajena al contexto del mercado laboral colombiano podría tener repercusiones negativas en informalidad y desempleo.

Perspectivas 2023

Este año será complejo en materia económica para Colombia. A pesar del camino recorrido en la recuperación, para 2023 se espera una desaceleración económica. En Anif tenemos expectativas de crecimiento para el año 2023 cercanas a 0,9%, que son similares a las proyecciones de la autoridad monetaria (0,8%). Todo lo anterior conduce a que nuestras expectativas sobre la capacidad de la economía de generar puestos de trabajo son bajas.

En consecuencia, para el cierre de 2023 continuamos con nuestra proyección de tasa de desempleo promedio del año entre 11,5% y 12%, que es considerablemente mayor a 11,2% que se logró en 2022. En especial, tememos por un mayor deterioro durante el segundo semestre del año.

Para el mes de marzo que recién culminó, nuestras proyecciones indican una tasa de desempleo entre 10,9% y 11,4%, lo que representaría una disminución de entre 0,7 puntos y 1,2 pps en comparación con marzo de 2022 (12.9%).

Por otra parte, como hemos mencionado en repetidas ocasiones, uno de los principales obstáculos que afronta el mercado laboral colombiano es la desconexión que existe entre la legislación laboral y las realidades del mercado de trabajo. La reforma que se plantea, al buscar poner más condiciones y obstáculos a la hora de la contratación formal, acentúa esa problemática y genera incentivos perversos para que se genere empleo informal en mayor medida o, incluso, desempleo.

Es necesario recordar que el empleo del país se concentra en el trabajo por cuenta propia y en las microempresas. De acuerdo con datos de la Geih de 2022, 66% de las personas ocupadas trabajaba como cuenta propia o en establecimientos con 10 o menos empleados. Estos son negocios que hacen parte del diario vivir de los colombianos y que cuentan con capacidades muy limitadas para cumplir a cabalidad con los costos laborales que implica la formalidad.

En el caso del trabajo por cuenta propia, en gran medida se compone de personas que por la necesidad de conseguir medios para vivir y la falta de oportunidades que enfrentan para conseguir empleo, han tenido que recurrir a lo que se denomina “emprendimiento de subsistencia”. Por ejemplo, 78% de los trabajadores por cuenta propia tienen ingresos laborales mensuales menores o iguales al salario mínimo y este es también el caso de 67% de las personas que se encuentran ocupadas en negocios con 10 o menos trabajadores.

La baja productividad que se suele presentar en estas formas de trabajo limita su crecimiento y pone en evidencia las dificultades para cumplir con rigideces que implica la formalidad. En contraste, las empresas de mayor tamaño contratan a la gran mayoría de sus empleados con ingresos superiores o iguales al salario mínimo, pero tan solo poseen 34% del total de trabajadores del país.

De manera similar, 80% de las personas que trabajan por cuenta propia no cuentan con ningún tipo de contrato. En los negocios más pequeños, con 10 o menos trabajadores, solo 22% tiene un contrato a término fijo o a término indefinido. En cambio, dentro de las empresas de más de 10 empleados 80% de los trabajadores cuenta con contratos a término fijo o a término indefinido, que es acorde a trabajos formales con ingresos superiores o iguales al mínimo.

Por tanto, si bien 62% de los ocupados no cuenta con un contrato a término fijo o a término indefinido, existe una alta concentración de esta realidad en el trabajo por cuenta propia y en negocios muy pequeños para los cuales es muy complejo sostener el empleo con mayores salarios y requisitos en la contratación. Es claro entonces que los empresarios, en su mayoría, son personas del común que se levantan a diario para sacar adelante su negocio con altas restricciones presupuestales.

Por tanto, la alta acumulación de personas en el trabajo por cuenta propia y en negocios muy pequeños de baja productividad impide que puedan hacer frente en muchas ocasiones a rigideces presentes en la normativa laboral, quedando así en condiciones precarias, en la informalidad y, por tanto, desprotegidos de la seguridad social.

Por consiguiente, se teme que las propuestas de la reforma sirvan para beneficiar a aquellos pocos que ya se encuentran en buenas condiciones, a costa de excluir a quienes presenten mayores dificultades para cumplir con estas normas, limitando aún más la capacidad de crecimiento de los negocios más pequeños, la creación de nuevas empresas y, como resultado, la creación de más y mejores empleos.

Hacemos un llamado a que la discusión de la reforma incluya a las diferentes organizaciones, centros de pensamiento, agremiaciones y sindicatos que hacen parte del debate, pero también a los trabajadores formales e informales, a los trabajadores por cuenta propia, a los desempleados y a los pequeños empresarios, para que así el articulado final se construya atendiendo a las dinámicas y necesidades propias del mercado laboral colombiano.

De nada sirve una reforma llena de buenas intenciones, si en el papel termina afectando negativamente a los trabajadores a la hora de materializarse.

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